La Iglesia y la Cultura



                La reciente reedición del
trabajo del célebre historiador inglés Dawson
sobre los orígenes de la cultura occidental, en el tránsito de la
edad antigua al medioevo, aporta datos 
fundamentales sobre el período. Un tiempo que va de las
invasiones bárbaras y la caída del Imperio romano, a los
comienzos de Europa. Las raíces cristianas de Europa son un hecho
innegable. En primer lugar por la aportación de los santos, pues como
subraya Dawson: “En la época oscura los santos no eran sino modelos de
perfección moral cuyas oraciones invocaba la Iglesia. Eran
fuerzas sobrenaturales que habitaban sus santuarios y continuaban velando por
el bienestar de su país y su pueblo” ( p.30
).


            Efectivamente en momentos de oscuridad y barbarie
fue la Iglesia la que propició la salvaguardia de la fe y la
transmisión con sus vidas y su predicación, de una cultura de
vida y esperanza: “Y así
como los mártires habían sido los héroes y testigos de la
conquista del Imperio, del mismo modo fueron los ermitaños y monjes los
confesores y apóstoles de la fe entre los bárbaros”
(p.32).


            Además conservaron el pensamiento
clásico y en general la cultura de siglos, tanto griega como romana:“Cuando sobre Europa occidental la oscuridad
se hizo más espesa, los monasterios, más que las ciudades,
conservaron la tradición de la cultura latina y los ideales de la vida
cristiana. Los monjes fueron los apóstoles de Occidente y los fundadores
de la cultura medieval”
(p.40).


            Así pues el monacato amplio
insospechadamente sus horizontes, también a las lenguas y el canto
litúrgico: “En su nuevo
medio el monacato tendió inevitablemente a asumir un papel de
guía cultural que era ajeno al primitivo espíritu de la institución. Los
monjes tuvieron que instruir a los conversos no sólo en la doctrina
cristiana sino también en la lengua latina, lengua sagrada y la
liturgia”
(p.32).


            Como
ha recordado recientemente el Profesor Martín Hernández: hablando
del Siglo IX: “Buena parte de las
misiones que acabamos de reseñar se llevan a cabo en una época de
decadencia –de la sociedad y de la misma Iglesia-,
que afecta en gran manera a la vida y las costumbres de los monjes recluidos en
los monasterios occidentales. Sin embargo, no faltaron tampoco energías
innovadoras, que a su tiempo cristalizarán en la gran reforma
eclesiástica, debida en buena parte a los monjes cluniacenses”(
Francisco MARTÍN HERNÁNDEZ, Iniciación a la Historia de la
Iglesia,
ediciones Sígueme, Salamanca 2008, Vol. I, p.287).


            Tiempo
después, en el siglo XIII, florecerán en toda Europa una de las
grandes instituciones de nuestra cultura, las Universidades, verdadera alma mater de
la cultura, y síntesis del pensamiento occidental y oriental, pues, como
subraya Dawson: :La síntesis intelectual del siglo
XIII no contradijo sino que coronó y completó los siglos de
continuo esfuerzo para incorporar la doctrina religiosa de la Iglesia cristiana
a la tradición intelectual de la cultura antigua
(p.190).


 


José Carlos Martín de la Hoz


 


Christopher DAWSON, La
religión y el origen de la cultura occidental
,
ed. Encuentro,
Madrid 2005