El acceso al ser, la antropología y la recuperación de la metafísica son los problemas más urgentes que tienen planteados los filósofos del siglo XXI, pues mientras la mayoría de los mejores cerebros e intelectuales han derivado a las áreas de la sociología, la economía el derecho y la comunicación, las cuestiones de fondo siguen pendientes.

Así pues, tiene sentido que la filósofa Chantal Maillard (Bruselas 1951) asentada en la Universidad de Málaga, haya reeditado su ensayo acerca de la “razón estética”, publicado hace veinte años siguiendo la estela marcada por los grandes filósofos españoles contemporáneos, y, por tanto, al hilo de la razón vital de Ortega y de la razón poética de María Zambrano.

Precisamente la estética alrededor del murciélago difuminado marcará tanto el aspecto oscuro pero elegante, con el que ha querido presentarse la propia autora en la fotografía de la contraportada, el cuidado diseño de la portada, los dibujos al final de cada capítulo, etc.

Asimismo, las referencias a los mitos literarios del siglo XIX y a los cinematográficos del XX, así como las cultas y esmeradas referencias a las diversas películas sobre el conde Drácula (1897) y los murciélagos (76).

Es interesante la referencia a la cultura y a la educación estética como clave para recuperar el rumbo de la civilización occidental. Pues, como afirma nuestra autora: “Cuando los valores de una cultura se desmoronan, veamos de dónde proviene la creencia en esos valores, sobre qué categorías de la razón se asentaban, y comprenderemos que lo que se ha desmoronado no es el mundo sino una manera de estar en él y de crearlo de acuerdo a los intereses y las necesidades determinados por las circunstancias de una época”. Un poco más adelante insistirá: “Hoy podemos decir que al destruirse una ficción se derrumba efectivamente, un mundo, pues no es licito suponer la existencia de un modelo último que dé razón de los mundos construidos” (265).

Es claro, insistirá, en que “la educación a la que se refería Platón consistía más que nada en enseñar a situarse en la actitud correcta. Enseñar es, ciertamente, guiar y el guía puede ayudarnos a situarnos en el lugar adecuado desde donde poder obtener una perspectiva y señalarnos un punto desde donde el ver sea posible” (268).

Así pues, nuestra autora establecerá como clave de su trabajo la importancia del asombro, la capacidad de sorprenderse, de mirar en mundo con la perspectiva de ir más allá, de mirar el fondo, con la trascendencia y la hondura del pensamiento occidental y clásico: artista es aquel que sabe ensanchar la mirada (261).

José Carlos Martín de la Hoz

Chantal Maillard, La razón estética, ed. Galaxia Gutenberg, Barcelona 2017, 276 pp.