La Mística de Jesús

 

Como afirma con buen humor Gabino Uríbarri Bilbao, sacerdote jesuita y miembro de la Comisión Teológica Internacional, experto en teología espiritual, la Iglesia ha tenido que entrar en disputa con Nueva Era o con otros competidores de la mística oriental como el Zen, la yoga o la meditación trascendental, que tan de moda están en nuestra cultura.

De todas formas, en seguida, añade que es seguro que vamos a ganar (261), porque la mística cristiana lleva a encontrar no solo el sosiego, la paz interior y el aquietamiento de las pasiones, sino sobre todo, conduce al irrepetible encuentro de una persona viva. Es decir, Jesucristo, Dios y hombre verdadero y, además esto se produce en un clima de auténtica libertad.

Jesús, Dios y hombre verdadero, no tiene parangón con nada ni nadie. Además, por si no fuera bastante, se descubre que la iniciativa en la mística católica, es divina, puesto que ha sido él quien nos ha atraído hacía Él, en su búsqueda, en su seguimiento y en su discipulado.

Uríbarri Bilbao, nos recuerda que fue Jesús quien se adelantó y eligió a sus discípulos (184). Es más, los llevó a vivir con Él, los formó en su constante compañía y habitual conversación: "comparte la oración y la misión" (183) y los, finalmente, los envió al mundo entero, a los cuatro puntos cardinales, pero yendo con ellos hasta el fin el mundo.

Parece como si se tratara de un corazón que se contrae en una oración íntima y luego se expande enviando. Inmediatamente, los discípulos vuelven a recogerse en oración antes de volver a predicar (185).

Además, los discípulos no suceden al maestro, pues Jesús, sigue siendo el maestro, sólo es él quien habla y es Él el único que hace milagros, el que concede la gracia a las almas (187).

El profesor Uríbarri Bilbao vuelve una y otra vez a la contemplación de la oración y de la estrecha unión entre Dios Hijo y Dios Padre, mostrándola cómo modelo para la vida de oración de los cristianos. De ese modo, subraya la acción de gracias (236), el espíritu de servicio de Jesús (237), su entrega sin límites hasta la cruz para redimir lo pecados de los hombres (237-238) y un completo y total abandono en las manos de su Padre Dios (240).

En suma, hemos de regresar sobre la teología espiritual cristiana y releer los grandes escritos de nuestros teólogos y especialmente los de nuestros místicos del siglo de Oro de la mística castellana.

 

José Carlos Martín de la Hoz.

Gabino Uríbarri Bilbao, La mística de Jesús. Desafío y propuesta, ed. Sal Terrae, Santander 2017, 270 pp.