La naturaleza del Leviathan

 

Uno de los enigmas mejor guardados de la historia sigue siendo tratar de descubrir el interés que despierta en nuestros días la obra del filósofo inglés Thomas Hobbes (1588-1679), Leviathan, también denominada por el autor,"la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil”,  aunque hayan pasado tantos años desde que fuera escrita y, por tanto, desde que perdiera el favor real por escribirla (poco tiempo después de su publicación, en abril de 1651, es apartado de la corte de Carlos II y en octubre de 1666 pasa a ser perseguido por ateo y hereje por la Iglesia anglicana).

Para detenernos a comentar algunas facetas de este trabajo del denominado “padre de la filosofía política inglesa del siglo XVII”, vamos a utilizar la amplia y extensa Antología de textos de Thomas Hobbes, realizada por el catedrático y político español de la Transición democrática, el profesor Enrique Tierno Galván, en una inmejorable edición de tecnos.

Precisamente, al tema escogido de la “naturaleza del Leviathan”, por ser uno de los más modernos peculiar de nuestro autor, le dedica Hobbes sus primeras palabras de la introducción, pues afirma que “La naturaleza (el arte con que Dios ha hecho y gobierna el mundo) está imitada de tal modo, como en otras muchas cosas, por el arte del hombre que éste puede crear un animal artificial”.

Enseguida, añadirá con audacia y decisión: “El arte va aún más lejos, imitando esta obra racional que es la más excelsa de la naturaleza: el hombre en efecto: gracias al arte se crea ese gran Leviathan que llamamos república o Estado (en latín civitas) que no es sino un hombre artificial, aunque de mayor estatura y robustez que el natural, para cuya protección y defensa fue instituido, y en el cual la soberanía es un alma artificial que da vida y movimiento al cuerpo entero” (65). 

Todavía continuará extendiéndose unas líneas más, para perfilar con todo detalle la extensa analogía con el cuerpo humano, de modo que pueda concluir de modo contundente: “Por último, los convenios mediante los cuales las partes de este cuerpo político se crean, combinan y unen entre sí, se asemejan a aquel fiat, hagamos al hombre, pronunciado por Dios en la Creación” (66). hay que reconocer la audacia del gesto, pues sus lectores son plenamente conscientes de que Dios crea de la nada, por lo que se comprueba el poder que Hobbes concede al hombre.

Como recuerda Richard Tuck en su magnífica introducción al tratado, recordando su epitafio: “Hobbes parecía haber muerto como había vivido, como un astuto y escéptico humanista y el Leviathan sigue siendo uno de los textos fundacionales de nuestra política, en la medida en que los Estados en los que vivimos fueron en líneas generales moldeados por los conflictos de ese periodo” (XCII).

José Carlos Martín de la Hoz

Thomas Hobbes, Antología de textos políticos, Del ciudadano y Leviathan, edición Enrique Tierno Galván-Richard Tuck, ediciones Tecnos, Madrid 2013, CLX+275 pp.