La verdad del amor

 

El célebre ensayista y escritor, Rüdiger Safranski, arranca la segunda parte del ensayo que vamos a comentar a continuación con esta convicción: “Existe la metafísica porque la física de la vida conlleva dolor, miedo y muerte. La metafísica explica la realidad en la que sufrimos como superficie, como apariencia y propone echar un vistazo al fondo, a la esencia de lo real, donde descubre un orden con el que conciliar nuestro pensamiento” (110-111).

Enseguida, para remachar, la cuestión volverá a la importante pregunta metafísica de san Agustín: “¿Qué hacía Dios antes de crear el cielo y la tierra?”. La respuesta la califica Safranski sencillamente de “estrafalaria” y es esta: “Antes de crear el cielo y la tierra, Dios no hacía nada”.  Lógicamente, el propio Safranski concluirá con gran seguridad: “la metafísica cristiana descubre en el fundamento del ser la insondable voluntad divina” (112).

Para descender “in recto” a la cuestión planteada en esta segunda parte de su ensayo, Safranski señalaba: “la metafísica cristiana descubre en el fundamento del ser la insondable voluntad divina (…). En la metafísica cristiana el hombre, en su indigencia, no es un ser necesitado de conocimiento, sino necesitado de amor” (113). Es más, añade: “solo soy capaz de experimentar el amor de Dios en mi amor a Dios. La confianza en uno mismo y en el mundo sólo se logra a través de la experiencia de dicho amor” (114).

Líneas después remachará nuestro autor, los mismos conceptos volviendo a la metafísica clásica, pero de modo casi sustancial: “El principio ontológico de la metafísica cristiana reza: ser amado es condición previa para poder ser” (114).

Es interesante que Safranski recurra súbitamente al principio físico de conservación de la energía: “la energía no se crea, ni se destruye, simplemente se transforma”. Y nos recuerda también que Giordano Bruno afirmó que esto “es sencillamente una historia de amor” (116).

Ahora bien, comentará también que “la fe implica responder al amor con el amor. La modernidad ya no sabe responder al ser con amor, por lo que se quedará sólo con el carácter innecesario de la creatio ex nihilo, con la contingencia del principio” (118). Es decir, la modernidad perderá el hilo conductor.

Finalmente, nuestro autor rematará este tratamiento del amor y de la voluntad con un amplio espacio dedicado a la relación entre fe y creencia, donde el protagonista será, en primer lugar, el nominalismo y, para culminar el capítulo, se extenderá con Descartes y el discurso del método.

José Carlos Martín de la Hoz

Rüdiger Safranski, ¿Cuánta verdad necesita el hombre? Lo que se puede pensar y lo que se puede vivir, ediciones Tusquets, Barcelona 2023, 220 pp.