Mercaderes honrados

 

En el año 2017 en la ciudad de Florencia, tuvo lugar una reunión internacional de expertos para estudiar reflejo de la figura de los mercaderes y, en general, del comercio en la Castilla del siglo XVI, en la literatura y en las obras de teatro publicadas en ese tiempo en España y en Italia. Las Actas de esa reunión científica ha sido publicada recientemente por la Iberoamericana-Vervuet de Franckfurt, a través de su colección Biblioteca Aurea Hispánica, y deseamos detenernos ahora en algunas facetas de la misma, sobre todo en la reputación de los mercaderes en España y de América en el siglo XVI.

Es interesante comprobar cómo en los libros de economía y de teología de ese periodo se hace una particular referencia al debate sobre quien determina el precio justo y las condiciones del contrato justo, para concluir que debe ser el común sentir de los hombres y no el Estado quien lo fije (177).

La aportación al respecto de la obra de Tomás de Mercado es importante, pues es de las pocas obras accesibles a los estudiosos (58).  Asimismo, hay una constancia en la referencia a la capitalidad de Sevilla y de su puerto de mar, a donde llegan mercancías para América y España desde Flandes, Francia, Inglaterra, Italia y Venecia (Tomás de Mercado, 1977: 62). Es decir, el mercado global es una realidad y eso implicará un giro en la concepción de los contratos y en materia de cambios. Es más, la concepción de los mercaderes ha cambiado: “Hase ennoblecido y mejorado su estado, que hay muchos entre ellos personas de reputación y honra en el pueblo, de quienes con razón se hace y se debe hacer gran cuenta, porque los caballeros por codicia o necesidad del dinero han bajado, ya que no a tratar, a emparentar con tratantes, y los mercaderes con apetito de nobleza e hidalguía han trabajo de subir, estableciendo y fundando mayorazgos” (Mercado, 63).

Así pues, la economía pasó a ser durante el siglo XVI tema de conversación en esa España pujante, vigorosa y llena de temor de Dios: “Si los teólogos, en principio ajenos a la economía, tuvieron que intervenir en el debate económico por las proporciones del problema y sus imbricaciones con la moral y la justicia, no es extraño que un autor como Calderón, volcado en los problemas de su época, utilizase el tema para dramatizar las relaciones sociales derivadas del comercio” (52).

Bien es verdad que la figura del mercader no es de las más habituales, pero tampoco es extraña: “La figura del mercader aparece en contados momentos en el Teatro del siglo de Oro, con diversos quehaceres. Podemos pasar desde el más conocedor y acaudalado, dedicado al Gran Comercio a través del mundo, a los odiados logreros y usureros, a los más modestos mercaderes de tiendas o incluso a los más pobres, los ambulantes” (229).

José Carlos Martín de la Hoz

Chistoph Strosetzki (ed.), El poder de la economía, la imagen de los mercaderes y el comercio en el mundo hispánico de la Edad Moderna, ed. Iberoamericana-Vervuet, Madrid 2018, 391 pp.