Montaigne y el caníbal

 

La lectura de las obras de ese gran sintetizador de la literatura clásica que es el hombre del renacimiento y del humanismo, el pre ilustrado francés Montaigne, es decir, aquel gran pensador del siglo XVI.

Hablamos de un hombre práctico que se decide a retirarse, incluso a que se le de verdaderamente por muerto o inactivo durante un tiempo, para encerrarse en su castillo y dedicarse íntegramente a leer, a llenarse de ideas antes de volver a la vida civil y gobernar una ciudad tan importante como Burdeos.

Es interesante que el gran historiador francés, especialista en el siglo XVI, Michel de Certeau (1925-1986), haya decidido dedicar un extenso capítulo, dentro de su interesante obra recopilatoria, editada recientemente por la editorial italiana Jaca book, con el sugerente título de “En el lugar del otro” y con el subtítulo de historia religiosa y mística.

La manera de introducir a Montaigne es referirse a los bárbaros que irrumpen en las culturas y las destruyen desde dentro como verdaderos invasores o caníbales de la dignidad de la persona humana, de la sana antropología que anida en el interior del mundo clásico y del renacimiento humanista del siglo XVI (249).

En primer lugar, decide enfrentarse al nomadismo, es decir a la falta de fijeza enfermiza, tanto para estudiar, como para comprender los problemas, así como para abordarlos, para dedicarse a viajar de un lado a otro superficialmente, sin aprender, sin enriquecerse en absoluto. Por eso afirmará que el canibalismo y el nomadismo son lo mismo (253).

Por tanto, abre una lanza a favor de las tres condiciones del testimonio: “la razón, la información y la fidelidad” (254), pues sólo así con los tres elementos concatenados se puede construir.

Es interesante las apreciaciones de Montaigne experto viajero y atento observador de las culturas que le llevó después de sus lecturas, a la observación directa de las culturas y de la vestimenta y usos sociales. Desde ahí realiza una verdadera profundización en el ser de los pueblos y en el aprendizaje verdadero (263).

Enseguida terminará con estas palabras: “El que habla y el que escucha forman parte de una metáfora el uno del otro. El primero lejano, el segundo cercano, pero ambos asienten al otro. El testigo, de hecho, no esta fundado solo sobre la aproximación, de una palabra que falta siempre, eso postula también, primero de todo a un lector que los autoriza” (264). Las palabras de Montaigne recuerdan la importancia de pasar de la ética del buen salvaje trasmitida de viva voz y por la autenticidad de las obras, de la nobleza del bien corazón, a la ética de la escritura, del razonamiento expresado en un papel, meditado repetidamente.

José Carlos Martín de la Hoz

Michel de Certeau, Il luego dell’ altro. Storia religiosa e mistica, ed. Jaca book, Milano 2018, 363 pp.