Novedades teológicas

 

El profesor de cristología de la Universidad Pontificia de Salamanca, Francisco García Martínez, se quejaba al final de su último ensayo sobre esta importantísima materia de la situación de la teología académica en España: " Si estas páginas sirvieran al menos para mover un poco la teología tan mortecina que tenemos en este comienzo de siglo en nuestro país quizá ya habría cumplido su misión" (224).

Efectivamente, como él mismo había expresado páginas atrás: "Si la modernidad expulsaba a Dios por considerarlo demasiado presente, la posmodernidad lo acoge de nuevo, pero aligerando su entidad en una presencia evanescente que termina por difuminarse igualmente como Dios real" (132).

No es fácil por tanto hacer cristología hoy, pues ha de comenzarse por elaborar una verdadera reconstrucción tomando como base las afirmaciones cristológicas del Nuevo Catecismo que actúan como status quaestionis católico, frente al deplorable estado de comienzos del siglo en ciertas universidades y ambientes. Tras el giro antropocéntrico de la modernidad, en la posmodernidad: "Dios se hace no solo irrelevante, sino que se muestra como un enemigo a derrotar para alcanzar la auténtica y propia talla humana" (133).

No sólo es necesario recuperar una cristología completa en sí para conocer al redentor, sino también para abordar problemas tan importantes como el problema del mal, pues hoy día en vez de ver a Cristo asumir el pecado y el mal y morir en la cruz por él, se busca narcotizar la conciencia del mal mediante una religión sin Dios que intenta dar una paz psicológica para ayudar a aceptar la situación: "ayudan al hombre a olvidarse del problema del mal, especialmente del mal social y del sufrimientos de los otros" (143). De hecho en la Oración del huerto: "Jesús, como todos, tenía que pasar por el espacio de la nada que nos constituye y que nos reenvía al don previo de los otros y a un amor fundante, el cual nos ha llamado y nos sostiene en la existencia" (171).

Así pues, nuestro autor subrayará frente a "toda teología pluralista de las religiones, es necesario confesar la revelación de Dios como inserción personal apelativa y determinante de su vida en la vida del mundo; es decir, como radical presencia personal de Dios en el mundo (...). Tal sería el lugar propio de una reflexión sobre el Cristo interior, solo reconocible sin embargo a partir del Cristo histórico del que depende para hacerse cuerpo eterno en todos" (147).

Terminaremos con una cita clave y completa de nuestro autor: "Lo que era necesario e imprescindible se ha ido agostando por el camino, erosionándose la significación teológica de la vida concreta y relacional de Cristo, la cual era pensada en sus presupuestos más que en sus relaciones, como denunció Melanchton" ("Conocer a Cristo es conocer sus beneficios, y no como ellos (los escolásticos) enseñan, reflexionar sobre sus naturalezas y los modos de su encarnación" de loci communes) (184).

José Carlos Martín de la Hoz

Francisco García Martínez, El Cristo siempre nuevo. La posición del contexto en la cristología, ediciones Sígueme, Salamanca 2019, 237 pp.