Racionalidad de la fe

 

El autor del libro que deseamos comentar, toma pie para su desarrollo de la famosa e incisiva frase acerca de la “dictadura del relativismo”, que pronunciara el entonces cardenal Ratzinger en la plaza de san Pedro, durante la homilía de la Misa solemne al Espíritu Santo del 18 de abril de 2005, previa al conclave del que había de salir elegido de modo sorpresivo como sucesor de san Juan Pablo II y con el nombre de Benedicto XVI.

En efecto, el historiador y filósofo Mariano Fazio (1960), actual Vicario Auxiliar de la Prelatura del Opus Dei, dedicará este breve ensayo que ahora deseamos comentar a exponer las claves necesarias para entender el rico y fecundo pensamiento del papa Benedicto XVI sobre la verdad.

Precisamente, todos los problemas arrancaron ya en el siglo XIV, cuando se extendió por el orbe católico la vía moderna o nominalista y con ella se impuso el voluntarismo llamado ockhamista, en el que Dios habría decidido lo que está mal y lo que está bien de modo arbitrario, sin tener en cuenta la racionalidad del mundo creado y, por tanto, había comenzado la desconfianza previa a la ruptura entre fe y razón.

Es más, con el transcurrir del tiempo y la aparición del principio de la inmanencia propiciado por Descartes, se daría un paso más, pues desde entonces la razón se ensimisma y se entretiene en cuestiones metodológicas y propedéuticas, hasta que se llegará a la razón práctica con la que, posteriormente, se llegaría a afirmar con el pensador alemán Kant, que para “creer hay que dejar de pensar, fe y razón ya no tienen relación alguna” (61).

De hecho, desde ese momento, se comprueba cómo la razón se dedicará a tiempo completo, a full time, a intentar comprender a fondo, para dominarla, la naturaleza creada, en un empirismo atroz, que todo lo mide, lo pesa y lo analiza, pero que se olvida de preguntarse por los orígenes como si nadie la hubiera creado o puesto en el ser, sino como fruto del puro azar o de la improvisación (62). Evidentemente, insistirá nuestro autor, solo la razón será humana o se podrá volver humana “si es capaz de indicar el camino a la voluntad, y esto solo lo puede hacer si mira más allá de sí misma” (63). Es decir, cuando es completa, acorde con la verdadera naturaleza del hombre.

Finalmente, es en la encíclica Caritas in veritate, donde Benedicto XVI buscará solucionar esta grave ruptura de fe y razón, con una incesante búsqueda de la verdad: “la fidelidad al hombre exige la fidelidad a la verdad, que es la única garantía de libertad y de la posibilidad de un desarrollo humano integral” (70). De hecho, en el discurso a la intelectualidad inglesa en Westminster hall, el 2010, año de la beatificación de Newman, el santo Padre volvía sus ojos a santo Tomás Moro y unía a ambos en su amor a la conciencia, para recordar que, en conciencia, toda aquella sala del Parlamento inglés le recordaba la búsqueda de la verdad (120).

José Carlos Martín de la Hoz

Mariano Fazio, Al César lo que es del César. Benedicto XVI y la libertad, ediciones Rialp, Madrid 2012, 127 pp.