Hay libros que, después de leerlos, quedan en la memoria, por estar bien escritos, aportar ideas sugerentes, abrir horizontes al pensamiento y dar luces para la acción. Sobre ellos conviene volver de vez en cuando, para mantener viva la afición a la lectura y la meditación de las ideas que contienen.

Ignacio Domínguez une las características de ser un gran historiador y de haber rastreado a lo largo de la historia la vivencia de la eucaristía entre los padres de la Iglesia y la literatura patrística y haber continuado su historia hasta nuestros días.

Después de describir magistralmente el ambiente de la última cena pascual del Señor con sus discípulos y la expresión final: "haced esto en conmemoración mía", comenta el autor: "Al darles este mandato imperativo, Cristo les garantiza, con su fuerza, que lo ocurrido en el Cenáculo, ocurrirá igualmente en el altar. Para ello, marca con su sello indeleble –carácter sacramental a sus ministros, de modo que, al hacer la Eucaristía, no actúan en nombre propio ni con sus propias fuerzas: actúan in nomine Christi, más aún, no sólo en nombre de Cristo sino in persona Christi, en la identificación sacramental con Cristo Sumo Sacerdote, Cabeza de la Iglesia y supremo Pastor" (29)

La palabra clave de este trabajo es transustanciación. Una palabra acertada, teológicamente impecable, suficiente. Con ella desde hace veinte siglos hemos podido descubrir el milagro de la eucaristía: Dios hace el milagro de cambiar la sustancia del pan y del vino para convertirlos realmente en su cuerpo y su sangre.

Es muy interesante el recorrido histórico del Prof. Domínguez exponiendo los esfuerzos inútiles de tanos pensadores buscando otras palabras: trasfinalización, transignificación, transfinalización, impanación, transustantivación. Todas esas expresiones yerran o se quedan cortas. Como decía el beato Pablo VI ante el decaimiento de las filosofías contemporáneas, cuando "pedía un acto de renovada confianza del hombre en la razón y en su capacidad para alcanzar la verdad, y en tal sentido hacía un llamamiento a cultivar el pensamiento tomista" (140).

En las últimas palabras de este trabajo recoge una expresión de san Juan Pablo II en la encíclica Ecclesia in Eucaristia, al poner en boca de María Santísima en la escena de Caná: "Con la solicitud materna que muestra en las bodas de Caná, María parece decirnos: No dudéis, fiáos de la palabra de mi Hijo. Él, que fue capaz de transformar el agua en vino, es igualmente capaz de hacer del pan y del vino su Cuerpo y su Sangre, entregado a los creyentes en este misterio. 

(EE n.54)" (141).

José Carlos Martín de la Hoz

Ignacio Domínguez, Eucaristía. Palabras para una síntesis histórica, ed. Edibesa, Madrid 2004.142 pp.