San Josemaría en Barcelona en 1937

 

Es muy importante recordar que todos los domingos y solemnidades, de modo solemne en la celebración de la santa Misa, nuestra madre la Iglesia nos recuerda a todos los fieles cristianos, en la recitación del Credo, el dogma de la comunión de los santos; puesto que los cristianos nos sentimos unidos a aquellos que están en la tierra, en el purgatorio y en el cielo; formamos una familia bien unida, y contamos con la intercesión de los santos, con sus lecciones para nuestra vida cristiana.

Precisamente, en los momentos de dificultad los santos se convierten de modo especial en modelos e intercesores, pues tienen por la gracia de Dios, temple cristiano, esa fortaleza sobrenatural y humana, para acudir a Dios, ejercitar la fe y lograr un abandono en las manos de Dios que les permite sostenerse y sostener a otros: orientar la vida.

El periodista catalán Jordi Miralbell, ha recogido pacientemente en un minucioso y a la vez ágil trabajo histórico y periodístico, toda la documentación del paso por la ciudad de Barcelona de san Josemaría y de un pequeño grupo de jóvenes estudiantes y profesionales que le acompañaban procedentes de diversos lugares; Madrid, Daimiel y Valencia en el otoño de 1937, en plena guerra civil española, destino Andorra.

La narración se detiene especialmente en cómo vivieron y las personas que trataron durante unos meses de otoño en la Ciudad Condal, hasta poder conectar con las personas que organizaban rutas para pasar al otro lado de la frontera a través del Pirineo.

Estamos en los meses de septiembre a noviembre de 1937 y tenían pocos medios para alcanzar su objetivo: debían esconder su identidad pues algunos eran prófugos y san Josemaría sacerdote, y a la vez tenían que buscar los medios económicos para subsistir en ese tiempo, prepararse con largas caminatas para una ascensión de montaña y lograr el dinero pagar a los guías de la expedición.

Particularmente importante es la narración a lo largo del libro de la profunda zozobra de san Josemaría, quien al pasar al otro lado, tendría mayor facilidad de movimientos para ejercer su ministerio sacerdotal, podría reconectar con muchas personas a las que ayudar en su vida espiritual, podría continuar en libertad con el desarrollo de las actividades formativas y apostólicas del Opus Dei, pero a la vez dejaba a su madre y hermanos y a otro grupo de hijos suyos escondidos en Madrid (por ejemplo pp. 116-117).

La travesía era muy peligrosa, pues la frontera estaba muy vigilada y además al acercarse el invierno todavía aumentaban las dificultades. De hecho al día siguiente de arribar a Andorra los expedicionarios, el 3 de diciembre cayó una copiosa nevada que a ellos les retuvo en Andorra, pero que de haberles caído en el camino hubiera supuesto el fracaso de la expedición.

El libro, nos narra todas estas aventuras humanas y sobrenaturales y nos habla de cómo los santos viven su vida de oración en esas circunstancias y contagian paz, amor a los demás y caridad heroica, como muestra este libro.

José Carlos Martín de la Hoz

Jordi Miralbell, Días de espera en guerra. San Josemaría en Barcelona, otoño de 1937, ed. Palabra, Madrid 2017, 286 pp.