Síntesis de la Historia de la Iglesia

 

El historiador jesuita Norman Tanner, profesor durante muchos años de las Universidades de Oxford y de la Pontificia Gregoriana de Roma, acaba de editar en castellano una breve historia de la Iglesia Católica, en la que resume desde el ángulo de la teología de la historia y de la conjunción gracia de Dios-libertad humana, una síntesis de los grandes hitos de la intervención del Espíritu Santo conjugado con la libertad humana.

Efectivamente, volver a vuelo de pájaro sobre el siglo XX y repasar la síntesis del profesor Tanner, ayuda a revisar nuestros propios esquemas mentales e ideas de conjunto sobre el pasado, acerca de qué es lo realmente importante o pasajero. Pero también a recordar los sufrimientos de los pastores de la Iglesia por las doctrinas de Marx o Freud o por el fenómeno de la contestación (231).

Es interesante la inteligente y aguda puntualización del historiador americano al comienzo del capítulo dedicado a los siglos XIX y XX, cuando señala de modo muy claro: “La Iglesia católica ha dejado de ser predominantemente europea para convertirse en una intuición de carácter cada vez más mundial, tanto por sus miembros como por su perspectiva” (201).

 A la vez impresiona siempre y más en épocas recientes que creemos conocer bien, el poco valor de determinados acontecimientos que, quizás en su momento, llevaron la preocupación y la inquietud al seno de las familias y de las instituciones. Por ejemplo, la atención dedicada por el autor a los Pactos de Letrán de 1929, por los cuales se restablece la normalidad jurídica del Vaticano. El Santo Padre deja de ser prisionero del Estado Italiano, ha perdido los Estados Pontificios y conserva un pequeño territorio llamado Ciudad del Vaticano. Pero sobre todo entra en la modernidad con la libertad de quien tiene que impulsar la Iglesia en el mundo entero, sin el lastre del desarrollo y ejercicio del poder civil (202).

Asimismo, nos señala el Prof. Tanner cómo uno de los grandes hitos del siglo XX el impulso, divinamente inspirado, del culto eucarístico que desde el Pontificado de San Pio X vio cómo se impulsaba la confesión y comunión frecuentes, mediante el decreto Quam singulariter (212).

Lógicamente, en esta dirección hay que recordar, aunque no lo haga el autor, la llamada universal a la santidad que Dios pondrá en el corazón de san Josemaría y que después se hará universal en el Concilio Vaticano II (232).

Precisamente, el Concilio Vaticano II será subrayado por el autor de este trabajo como un Concilio providencial y todavía fecundo en su doctrina, cincuenta años después, como ha recordado el papa Francisco con las canonizaciones de quien lo convocó san Juan XXIII y de quien lo aplicó de modo universal, san Juan Pablo II (212). Además, habría que añadir las figuras de los próximos san Oscar Romero y de san Pablo VI, cuyos milagros el santo Padre acaba de aprobar, el 6 de marzo de 2018.

Finalmente, no podemos dejar de subrayar con el autor de este libro, la importancia del ecumenismo en la vida reciente de la Iglesia y, especialmente, desde el documento Nostrae Aetate del Vaticano II que ha impulsado tantas incorporaciones a la Iglesia católica y tantos trabajos en favor de la unidad de la Iglesia bajo el Santo Padre (233).

José Carlos Martín de la Hoz

Norman Tanner, Breve historia de la Iglesia Católica, ed. Sal Terrae, Santander 2017, 265 pp.