Socialización de la moral

 

Una de las consecuencias de la denominada disputa de auxiliis, fue un agotamiento intelectual que supuso un trasvase de intereses de los teólogos franceses del siglo XVII-XVIII, que se irán trasladando, como sus colegas españoles e italianos, desde los ámbitos, temas, disputas y materias propias de la llamada teología dogmática a la teología moral.

Debido a este cambio, entrarán los “intelectuales” en resonancia con la nueva orientación que aportarán los teólogos morales jesuitas principalmente franceses, con la implantación de las Instituciones de Juan de Azor. El nuevo manual y libro modelo de la moral casuística que se impondrá en las universidades católicas y, en general, entre los maestros de moral.

Asimismo, ese giró convertirá la moral de las bienaventuranzas, del fin último, según la tradicional doctrina de santo Tomás de Aquino, que había sido recogida como fondo del Catecismo de Trento publicado por san Pío V, a la moral del probabilismo con todas sus consecuencias y sucesivos e inacabables debates posteriores.

La socialización de la moral significa, por tanto, que el debate moral se hace social, puesto que todos opinan, independientemente de su clase social o del grado de formación, ya que está en juego nada menos que el problema de la salvación. De ese modo brota la conocida afirmación popular: “Por el dogma no nos vamos a condenar, pero si por la moral”.

Sobre estos apasionantes temas, en donde está en juego la salvación y la felicidad terrena del cristiano, vuelve el historiador del siglo XVII el francés Michel de Certeau (1925-1986), en una interesante obra editada recientemente la editorial italiana Jaca book, con el sugerente título de “En el lugar del otro”.

Asimismo, según vaya avanzando el siglo de las luces, comenzará a hablarse de las virtudes sociales, del orden, de la eliminación de la violencia con la razón, de la devoción y docilidad al rey (209).

Es interesante que nuestro autor, en su razonamiento de engrandecimiento del papel del estado, señale que se termina por tomar el puesto de lo que antiguamente representaba la metafísica: “El obrar sigue al ser, se decía: la actividad sigue al ser; no deriva y no depende. La situación social, todavía, juega el papel de fundamentar y medir la actividad. La organización de la sociedad asume el valor de un código moral de la verdadera práctica” (210).

Enseguida, añadirá las nuevas leyes: la de la estabilidad, la de la utilidad, la del trabajo jerarquizado. Para añadir: “más adelante se verá que los conflictos entre jansenistas conducen el debate doctrinal hacia el terreno del comportamiento. Se trataba de saber cuales prácticas distinguían la fe cristiana en medio del nuevo orden, y qué rechazo real señalaba esto” (211).

José Carlos Martín de la Hoz

Michel de Certeau, Il luego dell’ altro. Storia religiosa e mistica, ed. Jaca book, Milano 2018, 363 pp.