Hay un texto del libro del Apocalipsis (Ap. 5,1), donde se habla de la visión de un libro escrito por dentro y por fuera, en efecto, ese texto mil veces citado y mil veces meditado, no deja nunca de sorprendernos, pues, realmente la Sagrada Escritura, la Palabra de Dios está escrita “intus et foris”, por dentro y por fuera.

Efectivamente, según el tratado clásico de la Introducción General a la Sagrada Escritura, se suele explicar que el lector de la Escritura encuentra varios sentidos. En primer lugar, hay uno, como inmediato, llamado sentido literal, que es llano, directo y fácilmente inteligible y que es el primero, como literal, que captamos al leer la Sagrada Escritura.

Pero, enseguida captamos, que hay también otro sentido más, un sentido escondido, espiritual que se puede descubrir poco después, al estudiar la Sagrada Escritura en la palabra de Jesús, en los textos de los santos Padres y de los santos de la Iglesia, del Magisterio; el Espíritu Santo nos  muestra ese otro sentido y nosotros pobres hombres nos sentimos gozosos por haber aprendido a ir más allá de la letra, hacia realidades escondidas que los Padres de la Iglesia nos han enseñado a descubrir.

Hay, finalmente, un ulterior sentido moral y personal detrás de cada palabra, de cada escena, que es la respuesta de Jesús a nuestros problemas personales de ahora, de este momento, y, por tanto, son matices nuevos, sentidos sorprendentes que son nuevas y sucesivas llamadas a seguirle y a seguirle por sus caminos.

 Estas consideraciones vienen a la cabeza enseguida durante la lectura y meditación de este breve pero interesante texto, firmado por el sacerdote italiano Andrea Mardegan, en donde ha recogido de una manera sencilla pero muy expresiva algunos textos de la Sagrada Escritura, especialmente del Nuevo Testamento.

El sentido espiritual y moral del que hablábamos al comienzo aparece en la introducción del autor como repliegues de un manto, pues al estar escrito el Evangelio por dentro y por fuera, al ser Palabra de Dios viva la que leemos al revivir el Evangelio, entonces son una muestra de la gran verdad con la que son introducidos por el autor en las primeras páginas: “cada texto tiene repliegues, matices, sorpresas” (7).

Las acuarelas que ha pintado Anna María Trevisan, y que son ilustrativas, se van sucediendo en el libro, tienen sentido, ilustran y sirven para encontrar en sus matices y repliegues, nuevos repliegues en nuestra propia alma. Son una invitación a la vía de la belleza para encontrar a Dios (11).

José Carlos Martín de la Hoz

Andrea Mardegan, Sorprendidos por el amor. Encuentros personales con Cristo. Ediciones Palabra, Madrid 2018, 190 pp.