Traducir e interpretar

 

En los estudios acerca de la evangelización de los inmensos territorios de América de Norte a Sur, a lo largo del siglo XVI, suele destacarse el gran esfuerzo que realizaron aquellos primeros misioneros, para conocer a fondo la realidad cultural, antropológica y jurídica, que encerraban las lenguas indígenas, a fin de poder traducir y entender a los nuevos catecúmenos.

Es evidente, que como consecuencia del modo en que se esforzaron por mejorar al esfuerzo catequético, se desarrolló con gran vigor hermenéutico la evangelización, de modo que pudieron verter en aquellas numerosas lenguas indígenas la liturgia, el credo y la totalidad del catecismo de la doctrina cristiana.

El trabajo que ahora presentamos acerca de la primera evangelización del Perú, en el siglo XVI, ha sido realizado por la profesora Esperanza López Parada, titular de la Universidad complutense de Madrid, y en él aborda con un gran manejo una enorme masa documental.

Hablando de las lenguas indígenas, la profesora de la Complutense señala que: “y el esfuerzo de aprender su lengua resulta, por tanto, impensable o prácticamente inútil, mientras que, desde los primeros malentendidos hispanos en tierras caribes, la lengua se percibe campo de pruebas donde se ensayan acercamientos y se verifican incomprensiones” (14).

Paralelamente, hay que reconocer que aquel esfuerzo de comprensión y traducción conllevó un gran impulso a la inculturación que posibilitó la aparición de un cristianismo viejo como el evangelio y como el evangelio nuevo, pues América Latina y su gran variedad de pueblos y países, es común y, a la vez, distinta a la cultura de la España del siglo XVI.

Ante la imposibilidad de la traducción por falta de los conceptos en ambas lenguas, nativas o el latín, o nativas y castellano, se opta por la adopción de términos: “prestamos del castellano al quechua y a la inversa, coincidencias del aymara con el francés, metáforas para suplir la incomprensión de ciertos vocablos” (15).

Así nos dirá la autora: “con el hallazgo de las Indias, cristiandad y traducción entablan una relación indisoluble, sin la que no puede pensarse ninguno de los dos. Los trabajos lingüísticos y de traducción que del español se realizan a las diversas lenguas nativas constituyen una operación dentro del ámbito religioso, con una no evaluada importancia en la construcción política e identitaria de aquella incipiente realidad nueva” (17).

Finalmente, hay que reconocer que el conjunto de las gramáticas, los diccionarios y los largos textos conservados, que contienen la totalidad de las lenguas más importantes que hablaban los indígenas, han hecho posible su conservación y, por tanto, el que sean materia de estudio en la actualidad, pues muchas de esas lenguas irremediablemente, ya han desaparecido.

José Carlos Martín de la Hoz

Esperanza López Parada, El botón de seda negra: traducción religiosa y cultura material en las Indias, ediciones Iberoamericana-Vervuert, Madrid 2018, 427 pp.