Un verdadero amigo

 

El profesor, poeta y académico José Miguel Ibáñez Langlois, miembro de la Comisión Teológica Internacional, ha resumido en un magnífico ensayo publicado por ediciones Rialp, las clases impartidas durante muchos años a jóvenes estudiantes universitarios chilenos que deseaban conocer más a fondo la fe y la moral cristiana.

Con la magnífica prosa que le caracteriza, Ibáñez Langlois, ha sido capaz de desarrollar este breve trabajo, una materia aparentemente tan ardua, con palabras sencillas, claras y dotadas de una maravillosa armonía.

Para empezar, hemos de glosar el título de este magnífico ensayo: “El amor que hizo el sol y las estrellas”.  No se trata, por tanto, tan solo de una manera maravillosa de acercarnos al creador y hacerlo accesible, sino de hablarnos de un Dios cercano, íntimo y confiado.

En efecto, en la exhortación del Papa Francisco que acaba de publicar, acerca del discernimiento vocacional y la pastoral juvenil, “Christus vivit”, deudora en parte de los sínodos de los jóvenes y de la Jornada Mundial de la Juventud de Panamá, en enero pasado, en los capítulos finales, el Santo Padre ha querido recordarnos que quien llama, quien invita a su seguimiento, es un amigo, el único amigo que nos ama de verdad y que lo hará eternamente.

Es muy interesante cómo, al hilo de estas sugerentes palabras, nuestro autor se remite una y otra vez a la fe como un acto razonable y libre tanto por parte del cristiano, como de Dios (42).

La intimidad a la que el bautismo nos llama a vivir con Dios, se trasluce en palabras bellísimas a lo largo de este magnífico tratado: “Él es alguien por quien se puede vivir y por quien se puede morir” (pp. 58-59).

De hecho, el cristianismo siempre ha llamado a los hombres y a las mujeres de todos los tiempos a la vida de oración, a una oración personal, que, como afirmaba san Josemaría nos llama a salir del anonimato y dar la cara por Jesucristo y a mirar a los ojos al Salvador: “Dios es más íntimo a mí que yo mismo”, afirmará san Agustín en sus Confesiones.

A esta cuestión volverá nuestro autor en la última parte de su ensayo cuando, siguiendo el hilo del catecismo de la Iglesia Católica, nos hablará de la necesidad de la oración.

Terminaremos con palabras de santo Tomás dirigidas al Señor que recogen la respuesta a la pregunta divina: qué deseas que te conceda: “Nada sino Tú mismo, Señor”, y comenta Langlois: “luego el amor a Dios es a la vez amor de donación y amor de necesidad” (266).

 

José Carlos Martín de la Hoz

José Miguel Ibáñez Langlois, El amor que hizo el sol y las estrellas. Fundamentos de vida cristiana, ediciones Rialp, Madrid 2019, 329 pp.