Una interpretación obsoleta

 

El ensayo de historia reciente de España que deseamos ahora comentar está dotado de muchos aciertos y de finas y agudas observaciones, sobre todo en los capítulos dedicados a los orígenes y desarrollo de la guerra civil española. Nos referimos a trabajo que nos ha ofrecido el ilustre catedrático emérito de historia social y del pensamiento político y, en general de la historia contemporánea de España, el profesor Santos Juliá, en su interesante trabajo compilatorio sobre el siglo XX en España.

Asimismo, hay que reconocer que también se han deslizado algunos errores de apreciación, sobre todo, en nuestra opinión, por no terminar de captar el profesor Juliá, el fondo de libertad de la acción de la Iglesia, ni terminar de valorar la verdadera fe sobrenatural de la mayoría de sus miembros y, por tanto, las consecuencias del libre actuar de los fieles cristianos.

El error más llamativo y desconcertante en un historiador de su categoría es la falsa valoración que aporta en su trabajo sobre el Opus Dei y, sobre todo, su sobrevaloración de su intervención en la vida social, política y cultural española durante el segundo franquismo y, también, en la transición política española, es decir entre 1956 y 1977 cuando finalmente, se consolida en España la democracia parlamentaria que todavía disfrutamos.

 En primer lugar, hemos de recordar que el número de fieles de los Opus Dei en España era muy pequeño y, sobre todo, eran personas muy jóvenes en su mayoría, con una escasa influencia real en la toma de decisiones o su lugar en los puestos rectores de la vida española. Por ejemplo, las repetitivas apariciones de Florentino Pérez Embid, catedrático de la Universidad de Sevilla (35, 224).

En segundo lugar, como el propio fundador del Opus Dei explicó muchas veces antes, en y después hasta su muerte: “el fantasma del Opus Dei como grupo político es completamente falso”. Y, además, no lo hubiera permitido el dictador, que arremetía duramente contra cualquier apariencia de grupo o de personalidad que pudiera llevar a hacerle sombra o quitarle poder. Es absurdo denominar a Laureano López Rodó, cabeza de fila del Opus Dei (249).

Todos los que hemos vivido ese periodo de la historia hemos visto como la mayoría de los intelectuales, profesionales que llevaban las verdaderas riendas del país, como son la judicatura, la economía, la construcción, la ingeniería o el mundo universitario, vivían a espaldas de la política, hasta que a la muerte del dictador tomaron la vida pública y gobernaron desde entonces hasta la actualidad. Finalmente, tendremos que recordarle al profesor sus propias palabras:  quien derrotó a Franco ni fueron las huelgas, ni los movimientos obreros, ni los atentados de ETA, sino que fueron las librerías y las editoriales que permitieron a los universitarios desde comienzos de los años sesenta leer en castellano todos los grandes filósofos y pensadores de los años sesenta (233).

José Carlos Martín de la Hoz

Santos Juliá, Demasiados retrocesos. España 1898-2018, ed. Galaxia Gutenberg, Barcelona 2019, 378 pp.