Una vida lograda

 

Era el año de 1647 cuando el ingenioso y fecundo escritor y jesuita aragonés Baltasar Gracián (1601-1658), entregaba a la imprenta uno de sus trabajos más originales. Se trataba en esa ocasión de un conjunto de pensamientos, a modo de aforismos o apotegmas, que versaban aparentemente sobre la virtud de la prudencia y así han sido leídos, traducidos a muchas lenguas  y abundantemente citados desde entonces.

En realidad, el libro tenía, y tiene todavía en la actualidad, mucho más contenido que lo correspondiente a una simple guía para ser prudentes en la vida y en el desarrollo de las realidades terrenas: negocios, relaciones humanas, sociales, familiares, profesionales.

En efecto, son muchos los editores de calendarios perpetuos y agendas de mesa que los han tomado como simples consejos o frases lapidarias para quien había que gobernar a otros y debía por aprender a gobernarse a sí mismo.

Es más, la prudencia es según santo Tomás de Aquino, la "recta ratio agibilium", es decir, la recta razón en el obrar correctamente, por tanto tiene mucho que ver con el señorío, con la categoría humana y sobrenatural de un hijo de Dios, o como se decía en la época un caballero cristiano.

Es más, a la dirección espiritual que conducía al cristiano a la armonía y a la templanza de actuar siempre y en todo como un hijo de Dios que desea siempre y en todo hacer la voluntad de Dios y el bien común,  se le llamaba un arte, es más "el arte de las artes", según afirmaba San Gregorio en el siglo VII en sus Moralia.

Así pues Gracián publicará en su arte de la Prudencia, la mayor y más acerba crítica que jamás se ha hecho en la historia al actuar humano fuera de la recta intención, que es la de dar gloria a Dios. De modo cruel, descubrirá y desenmascará todo aquello que oculte falsedad, apariencia, comodidad, egoísmo o sibaritismo. Por eso, fue uno de los escritores jesuitas aragoneses más inteligentes e influyentes del siglo XVII en España y en Europa, autor de obras tan plenas de ideas profundas como el Criticón el Arte de la agudeza o el Discreto, por citar algunas de las muchas e influyentes que escribió y que marcaron a autores franceses como Pascal o alemanes tan variados e inconformistas como Schopenhauer o Nietzsche.

Terminaremos animando al lector a leer y grabar las últimas tres páginas del libro donde está resumida brevemente la obra en frases cortas que alumbrarán con mucha fuerza cómo verdaderamente ser persona, es contribuir en serio a enseñar a vivir en coherencia con la felicidad de ser hijo de Dios, pues hemos de ser "antes prudente que astuto" (117).

José Carlos Martín de la Hoz

Baltasar Gracián, El arte de la prudencia, edición de Emilio Blanco, ediciones Ariel, Barcelona 2017, 147 pp.