Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero

Todas las hazañas del Gaviero, personaje sesentón y algo rebelde, que toma su nombre de un oficio que permite ver más lejos en el horizonte, han quedado reunidas en lo que su autor considera la edición definitiva de Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero, cuya portada se ajusta perfectamente al carácter y espíritu de la obra.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2001
776
Valoración CDL
3
Valoración Socios
1.5
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Es propio de algunos autores sudamericanos el haber viajado tanto que sitúan sus novelas aquí y allá, como la hembra del faisán que no construye un nido para sus huevos sino que los deposita donde se encuentre en ese momento. Son raros los que no han visitado Madrid y residido en París o Barcelona, según las épocas. El resultado es que el paisaje condiciona el argumento y hay un peligro de dispersión, de no arraigar al lector en un ambiente medianamente confortable. Me vienen a la cabeza "2666", del malogrado Roberto Bolaño, al que más le hubiera valido escribir un dietario o unas memorias, e incluso "Rayuela", de Cortazar, en la que el lector, una vez que ha hecho el esfuerzo de leer la historia de la Maga en París –unas doscientas cincuenta páginas- y ampliamente satisfecho de su abnegación literaria, se ve trasladado a Buenos Aires para que el autor, bajo el escueto título de "Del otro lado", le propine trescientas páginas más sin relación con las anteriores. Escribir no es sólo emborronar hojas, cientos de hojas, con una cierta perfección técnica, sino que ha de tener un objetivo, ofrecer algo al lector, proporcionarle un estímulo. La novelita de entretenimiento que leemos con gusto y que se deposita quizás en algún rincón de la memoria se convierte en un obstáculo insuperable cuando se encuentra en un volumen de mil páginas. Como dijo una vez un crítico –mon frère, mon semblable- al terminar de leer "Cien años de soledad": "Es prodigioso. Seiscientas páginas de texto y ni una sola idea". Algo así nos ocurre con las "Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero". La obra reúne siete novelas que individualmente podrían suscitar admiración, pero en su conjunto no proporcionan más que desaliento. La primera desilusión está en que Maqroll no es un auténtico gaviero (marinero que sube a la gavia para otear el horizonte) como nos había sugerido nuestra imaginación infantil; tampoco podía serlo ya que los barcos modernos utilizan el radar, no la vista humana. Entonces ¿por qué le llaman gaviero? El autor no lo sabe y por lo tanto nosotros tampoco. Sospechamos que es porque la palabra suena bien, pero eso sería tanto como acusar al autor de superficialidad. Maqroll es un aventurero y un buscavidas que no tiene ni una sola amistad recomendable. Habría que exceptuar de esto último a aquella mujer que le da cobijo y dinero en un aislado puerto de montaña cubierto por la nieve, pero a esa la enterró un alud junto con su hospitalario refugio. Si Maqroll se embarca no es en un elegante velero, sino en uno de esos cargueros herrumbrosos que se dedican al contrabando de armas para cambiar después de bandera, de nombre y de propietario. Sus aventuras son tristes ya las sitúe en la Amazonía o en el moderno Panamá. La novela que más me ha gustado de este volumen lleva por título "La última escala del tramp steamer", barco misterioso que el autor ve por primera vez, brillante, navegando por el Báltico y que terminará sus días embarrancado en una playa del Caribe. No es un canto al éxito y a la felicidad pero tampoco el autor lo pretende.