Fuego persa: El primer imperio mundial y la batalla por occidente

A principios del siglo V antes de Cristo, Occidente estuvo a punto de desaparecer. La mayor máquina de guerra que la historia había conocido hasta la fecha, el poderoso imperio persa, se fijó en las pequeñas ciudades griegas para continuar su expansión militar. Si los persas triunfaban, acabarían con la democracia, la filosofía y la ciencia griega y con ello arrancarían de raíz la civilización occidental de la faz de la Tierra. Frente a ellos, sólo un puñado de hoplitas, inferiores en número y enfrentados por las enemistades locales entre Atenas y Esparta. El emperador Darío estaba seguro de la victoria: continuaría la labor del gran Ciro y su imperio dominaría toda Europa. Después de todo, el imperio Persa jamás había sido derrotado, y no serían aquellos occidentales rebeldes y primitivos los primeros en hacerlo... ¿o sí?
Tom Holland nos traslada a la época más apasionante de la historia de una forma nunca vista hasta la fecha. Nos sentiremos en primera línea de batalla en el desfiladero de las Termópilas y entre las trirremes en llamas en Salamina mientras Holland nos explica los entresijos de aquel conflicto y nos hace comprender cómo tiene mucho que enseñarnos respecto a las relaciones entre Occidente y Oriente en la actualidad.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2007 Planeta
570
9788493972011
Valoración CDL
3
Valoración Socios
3.5
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El autor pone ante el lector una historia de hace 2500 años. Como justifica en el prólogo, donde el autor expone sus razones, y a lo largo de la obra, como hilo conductor de la historia, el relato que presenta pretende explicar algunas de las claves del equilibrio actual entre Oriente y Occidente.

Presenta al Imperio Persa a lo largo de tres generaciones: Ciro –su creador-, Darío –lo consolida, y da la estructura política y burocrática-, y Jerjes –que pretende extenderlo en occidente-, como el primer imperio mundial que plantea la rivalidad entre Oriente y Occidente, tanto en cuanto al control y poder político, como creencias, estilo de vida, cultura, etc.

El Imperio Persa se presenta como una gran máquina totalitaria donde el emperador, dueño y señor, y la burocracia creada, controla férreamente el vasto territorio que ocupa, poniendo en contacto pueblos, culturas y religiones muy diversas.

El autor cree ver en Darío el primer estadista de la Historia que propugna la guerra santa como argumento para nuevas conquistas con que engrandecer el Imperio imponiendo la “verdad” mediante el culto del dios persa.

Esparta y Atenas se presentan mediante un diseño ágil y certero. Se recorre la historia de Esparta desde la creación de la tiranía espartana, donde el estado es dueño y señor de todo, hasta de los súbditos, fundamentada en la constitución redactada por Licurgo, hasta su implantación y creación del régimen de vida espartano, completamente militarizado y socializado.

Atenas, después de una serie de acontecimientos de malestar social e inestabilidad política, y después de la promulgación de la constitución dada por Solón, desemboca tras la apuesta política de Clístenes, en la democracia.

La historia que se relata, siguiendo básicamente a Herodoto, aunque apoyándose en otras fuentes griegas, es el choque entre persas y griegos. Jerjes pretende extender su poderío –rey de reyes-, a todo el mundo conocido y completar la obra de su padre (Darío), pidiendo la sumisión y reconocimiento de su autoridad a los griegos. Ante la negativa de Esparta y Atenas, el conflicto está servido. El autor centra el desenlace de la acción en cuatro batallas cruciales: Maratón, las Termópilas, Salamina y Platea. Una vez firmada la paz entre persas y griegos, la gran conclusión es que Grecia, y con ella Occidente, conserva la libertad que hemos heredado hasta el presente.