Juan Pablo Wojtyla

Los autores, Stefano Andreis y Marcella Leone, definen esta obra como la reconstrucción del primer año de pontificado de Karol Wojtyla; una "historia desde dentro" tanto de los acontecimientos mínimos como de los problemas importantes de la Santa Sede. La conclusión a la que llegan es la de que se trata de un pontificado insólito y de una personalidad carismática: un padre fuerte, un líder mundial, un mito.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1980 Laia
432

Subtítulo: Crónica insólita de un Papa

Valoración CDL
3
Valoración Socios
3
Average: 3 (1 vote)
Interpretación
  • No Recomendable
  • 1
  • En blanco
  • 2
  • Recomendable
  • 3
  • Muy Recomendable
  • 4

1 valoraciones

3
Género: 

Comentarios

Imagen de enc

Nunca había leído un libro como éste. Lo primero que llama la atención son los propios autores: respetuosos, el lector católico no se siente agredido por ellos. Su interés por Juan Pablo II no impide que miren de reojo al segundo foco noticiable: los disidentes dentro de la Iglesia católica. Por último, los hechos que relatan demuestran que cuentan con fuentes de información dentro del Vaticano. El libro es una especie de dietario que recorre el periodo que va desde el 16 de octubre de 1979, fecha de la elección de Juan Pablo II, hasta el 16 de octubre de 1979, con la vuelta del Pontífice de su viaje a Irlanda y a los Estados Unidos. El atractivo de la obra es la corta distancia respecto del papa: sus preocupaciones, sus objetivos y su visión del pontificado. La contrafigura es la Curia vaticana, asustada por las iniciativas del Pontífice, pero que al final se deja arrastrar por su dinamismo. El grupo simpático está formado por el llamado "clan polaco" del Vaticano, desde Deskur y Rubin hasta las monjas que atienden al papa. Si a Juan Pablo I lo vimos pavorosamente solo, Karol Wojtyla estará respaldado desde el inicio. Se ha hablado muchas veces del papel que el papa polaco desempeñó en la caída del comunismo en Europa, pero Andreis y Leone nos explican que Karol Wojtyla nunca aceptó la división del continente realizada por el Tratado de Yalta, la situación neocolonial de los países satélites, ni la ausencia de derechos humanos en el área. Los autores escriben que Pablo VI ansiaba un sucesor capaz de hacer frente a los grandes problemas del mundo y de la Iglesia. Incluso citan un texto inédito del pontífice en el que éste presiente su próxima muerte y pide a Dios "que me remplace por alguien más válido". Como una respuesta a la oración de Pablo VI Karol Wojtyla plantea desde el comienzo de su pontificado que "como setecientos y pico millones de católicos no pueden venir a verme, iré yo a verles a ellos". A raíz del éxito del viaje del papa a los Estados Unidos, Andreis y Leone dan una explicación sobre el atractivo que la personalidad de Juan Pablo II tiene para todos, no sólo para los católicos: "La gente de nuestro tiempo -escriben-, perturbada por la ausencia de certidumbres, alarmada por el propagarse de plagas tales como el terrorismo, la droga y la delincuencia, minada su confianza por el aumento de las tensiones económicas y sociales, pesimista ante el hambre y la miseria en el mundo necesitaba un padre fuerte, un líder mundial a quien mirar". Respecto a los disidentes dentro de la Iglesia éstos reclaman la legalización de la anticoncepción, del divorcio, el aborto o la homosexualidad, la libertad de investigación de los teólogos y la abolición del celibato sacerdotal. Dan ganas de exclamar irónicamente: ¡Qué amplitud de miras ante los objetivos que propone Juan Pablo II al mundo y a la Iglesia!