La escuela sin ley

El título de este libro tiene un doble sentido: por un lado hace referencia a la violencia en las aulas, por otro se refiere a aquellos aspectos que debería tener en cuenta una Ley de Educación para que la enseñanza pudiera considerarse como una enseñanza de calidad. La autora relaciona ambos conceptos y afirma que una enseñanza de calidad puede ayudar a los alumnos a superar aquellas limitaciones que provocan el fracaso escolar, producen un ambiente de rebeldía y son causa de la violencia. El libro es interesante para educadores, pero puede resultar de difícil lectura para otro público. Pese a la imagen de portada no se trata de un anecdotario sobre la violencia en las aulas, sino de un ensayo sobre distintos aspectos de la enseñanza y la educación.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2009 La esfera de los libros, S.L.
249
9788497346191
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En el libro "La escuela sin ley" encontramos conceptos que parecían olvidados desde hace tiempo; por ejemplo la necesidad de mantener el principio de autoridad como instrumento al servicio de la convivencia; o también la diferencia entre enseñanza y educación, dos conceptos que se han intentado identificar siendo distintos: la enseñanza proporciona conocimientos, la educación valores. Amalia Gómez afirma que hay que "recobrar los valores y principios que tienen vigencia en cualquier época, porque constituyen el fundamento y la esencia del concepto de la educación". Entre otros señala la responsabilidad, el esfuerzo, la constancia y la visión de futuro. También es importante –señala- tener un concepto correcto de la libertad; hacer apología de la libertad desde un individualismo egocéntrico es incompatible con la disciplina que conlleva todo proceso de aprendizaje. Por el contrario la violencia se caracteriza por: a) Ser ajena a cualquier principio de tolerancia. b) Despreciar los derechos de los demás. c) Ignorar los valores éticos. d) Carencia de responsabilidad. La autora ve también como causa del malestar en las aulas la inadaptación del alumno al nivel intelectual en el que se ve inmerso: No entiende y por eso no atiende; como no atiende se aburre y como se aburre molesta a los demás y hace imposible el desarrollo normal de la clase. La solución, para la profesora Gómez, estaría en la implantación en los centros de un Departamento Psico-pedagógico de Orientación, que investigase los elementos de desmotivación que pesan sobre el alumno. Estos Departamentos –explica- ya están previstos en la Ley pero no han desarrollado todas sus posibilidades. La profesora Gómez pide una atención individualizada para los alumnos y, para ello, un menor ratio de estudiantes por profesor y más medios. Por lo que se refiere a la violencia la autora recomienda: a) Fortalecer la autoestima de los alumnos/víctimas. b) Trabajar con los agresores en cursos impartidos periódicamente, si es preciso acudiendo a la autoridad judicial de menores. c) Poner a disposición de los profesores mecanismos que refuercen su autoridad (aunque no explica cuáles podrían ser estos). d) Por su parte los padres deben esforzarse por no oscilar entre la condescendencia cómplice y la amenaza, sino por mantener una línea constante en colaboración con los profesores.