Otras inquisiciones

En esta obra del año 1952, Borges hace gala de su gran erudición en materia literaria y reúne una serie de ensayos referidos a sus autores y escritores preferidos, estableciendo interesantes comparaciones y mucho sentido común. Los relatos, además, contienen una buena dosis de anécdotas desconocidas e interesantes.

Ediciones

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2002 Alianza Editorial
296
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Jorge Luis Borges, emblema de la literatura americana, el escritor más citado y estudiado de los últimos tiempos, el clásico más reciente y más imprescindible, era, ante todo, un gran poeta. Y con esa afinidad que existe entre este género y el ensayo, también fue un gran ensayista. Para muchos, el mejor.
El libro está compuesto por breves ensayitos (en Borges todo es tan breve como denso) en los que el escritor argentino nos habla de sus escritores favoritos, de sus temas siempre cíclicos, de sus obsesiones y de lo que vaya surgiendo. Pero eso es lo de menos, como también lo puede ser el escepticismo que envuelve toda la obra y los dilemas filosóficos mal resueltos, y es que el ensayo, como decía Chesterton, a veces propone tesis cuando no le es lícito por su carácter subjetivo.
Lo de más es la precisión. Cada palabra está medida; dice exactamente lo que dice, aunque en ese decir lo que haya sea la máxima ambigüedad. Esta codensación de ideas y conceptos, esta exquisita economía lingüística es lo que puede dificultar su lectura; desde luego no es un libro para el metro. Desde luego, es una lectura que merece tiempo, reposo y estudio.