Sobre la desigualdad

En este libro provocador, Harry G. Frankfurt presenta una respuesta convincente a quienes creen que el objetivo de la justicia social debería ser la igualdad. El autor afirma que nuestro objetivo debe ser que todo el mundo posea los recursos suficientes para vivir una vida digna. Si nos esforzamos para que todos tengamos lo suficiente, reduciremos la desigualdad como efecto secundario. 
En tanto gran desafío a las arraigadas creencias tanto de la izquierda como de la derecha política, este ensayo promete un impacto profundo en uno de los mayores debates de nuestro tiempo.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2016 Paidos Ibérica
96
978-84-493-3204
Valoración CDL
3
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Imagen de José Ignacio Peláez Albendea

Breve ensayo de filosofía moral, política y económica sobre la desigualdad económica. El autor sostiene la tesis de que el objetivo de la justicia social es que todas las personas tengan los recursos suficientes para desarrollar una vida digna ( no unos mínimos, sino una riqueza suficiente para llevar una vida digna).

Critica con argumentos filosóficos, económicos y sociales el objetivo de la igualdad, que le parece que es, si le he entendido bien, un objetivo inalcanzable salvo con graves perjuicios, de constreñir la libertad severamente; y no solo inalcanzable, sino perjudicial e injusto, porque va contra la naturaleza de las cosas y de las personas, que son iguales en la esencial dignidad y en la común humanidad, y muy distintas en casi todo lo demás. El objetivo, sostiene el autor, es que todos tengan los recursos suficientes para llevar una vida digna.

El hecho dramático y gravemente injusto de las desigualdades sociales por las que algunos tienen demasiado y otros no tengan ni lo mínimo imprescindible para vivir, no ha de hacer olvidar que el objetivo, según el autor, ha de ser el principio de suficiencia, es decir, que los pobres tengan una vida digna, con los suficientes recursos para que sea digna y puedan desarrollarse como personas, atender sus necesidades personales y familiares y progresar, no sólo con los mínimos, sino con un desahogo suficiente, que genere paz y contento.

El autor reflexiona sobre un segundo principio, el principio de respeto, que es una trasposición del principio de suficiencia económica a la vida social: toda persona ha de recibir un trato respetuoso a su dignidad, por ser persona, independientemente de que su riqueza sea mucha y poca.

Concluye que lo que genera la crítica y  el descontento social no es la desigualdad en sí misma, por otro lado inevitable sin grave restricción a la libertad, sino que no se respete el principio de suficiencia y respeto a todas las personas que ha desarrollado en este breve libro, que aporta luces al debate entre libertad e igualdad en la sociedad contemporánea.