El imaginario americano



            El
Descubrimiento de América en 1492 supuso un gran impacto en el mundo
cultural europeo. Para la Corona de Castilla el encuentro con millones de
hombres y la carga de su evangelización y educación,
constituyó una epopeya gigantesca. La Profesora Beatriz Pastor
ha publicado un interesante trabajo acerca de la visión del
descubrimiento y colonización de América basado en las
crónicas de Indias.


            Es
interesante leer estas páginas con detenimiento pues los cronistas de
Indias, es decir: aquellos que tomaron la pluma para narrar sus experiencias
americanas y abordar la descripción de lo que veían y
vivían en aquellas tierras, han sido objeto de estudio y de
investigación hasta nuestros días.


            Desde
el siglo XVI se ha discutido mucho acerca del valor histórico de
aquellos comentarios, que en su día fueron un género literario
que se difundió por España y Europa. Evidentemente Colón
en sus escritos necesitaba puntos de referencia para ser entendido por sus
lectores. Además, necesitaba probar que había llegado a las
Indias y por tanto poder aplicar las Capitulaciones de Santa Fe que
había firmado la
reina Isabel: “Pero Colón tenía una
imagen clara de lo que iba a encontrar en él, y esta imagen
desempeñará un papel fundamental en su percepción del
Nuevo Mundo y en la forma con que se desarrollaron sus exploraciones en los
lugares recién descubiertos” (p.29). De ahí que tergiverse
la realidad para hacerla coincidir con su visión de lo que debía
hallar (pp. 57-60).


            Es
interesante que al desconocer la lengua de los indígenas no cuente con
ellos: “Al negarle la palabra al habitante del Nuevo Mundo, el Almirante
se arroga el monopolio del lenguaje y, con él, el de la
representación verbal de la nueva realidad” (p.75).


            Finalmente,
afirma la autora: “No hay que ver pues en la obsesión verificadora
de Colón solamente un problema de irracionalismo, de imaginación
desbordante, de rigidez o de pérdida de contacto con la realidad. Sin duda,
expresaba también la necesidad que tenía el Almirante de cumplir
determinados compromisos de orden puramente económico” (pp.80-81).


            A
Colón le sucedieron otros muchos: Bernal Díaz del Castillo, Perdo Cieza de León, Álvar
Núñez Cabeza de Vaca, y también eximios religiosos como
Fray Toribio de Benavente (Motolinía), Mendieta,
Sahagún, etc. En sus páginas se hacen
referencias a la mitología griega, a las novelas de caballería y,
por supuesto a la Sagrada Escritura.
Por otra parte se describen sin ambages los mitos de Eldorado y de las mujeres amazonas, etc. Todo ello se debía
a un esfuerzo por hacerse entender y además mezclaban la realidad con
narraciones de testigos llenas de fantasías.


            En
este extenso trabajo falta algo que es completamente obvio: el sentido misional
de la conquista, sin esa visión no se entendería, ni las
referencias constantes a los pecados de los indios: pecados contra natura,
sacrificios humanos, canibalismo, referencias al demonio, etc.  Ni se entendería la velocidad con
la que exploraron aquellos inmensos territorios..


 


José Carlos Martín de la Hoz


 


Beatriz PASTOR, El segundo
descubrimiento
. La conquista de América narrada por sus
coetáneos (1492-1589),
ed. Edhasa, Madrid
2008, 573 pp.