La religión de Descartes

 

Es interesante descubrir al cabo de unos años de lectura habitual de trabajos de filosofía actual, la extraña polémica que se ha desatado acerca de un autor; el filósofo mexicano Juan Carlos Moreno Romo, y de su libro sobre la religión de Descartes que recoge, en gran parte, los contenidos de su tesis doctoral en la Universidad de Estrasburgo, donde obtuvo la máxima calificación.

Se trata, por tanto, de una polémica realmente extra académica que impide, o al menos dificulta, al profesor Moreno poder acudir con tranquilidad a las reuniones científicas de su especialidad, pues resulta, como si le hubieran echado un mal de ojo, o sufriera un apartheid intelectual (15-27).

Esperemos que las aguas vuelvan a su cauce y que nuestro autor deje de responder a las calumnias y difamaciones que recibe desde los cuatro puntos cardinales del planeta, para dedicarse tranquilamente a seguir estudiando a Descartes y el racionalismo en su estado original.

Es evidente y muy sabido que Descartes estudio con los jesuitas en la Fleché y, por tanto, como la mayoría de los franceses de comienzos del siglo XVII, era un hombre de fe, como lo eran sus contemporáneos, y precisamente, el haber recurrido al concepto de Dios para situarlo en su constelación filosófica resulta muy significativo.

Lo interesante de este trabajo del profesor Moreno es el estudio profundo acerca de la teodicea en Descartes, es decir, del concepto de Dios que maneja y piensa y, en la opinión de nuestro autor de mayor calado y sentido a  lo que se ha venido afirmando, lo que explicaría los ataques recibidos a priori por personas que piensan, en su ignorancia supina, que se les tambaleaba la imagen rocosa y agnóstica de un falso Descartes que se habían fabricado.

En esa línea bienvenida sea la destrucción de los falsos mitos o de las ideologías filosóficas y bienvenidos los acercamientos a la verdad y la entrada al verdadero pensamiento cartesiano.

Precisamente nos dirá nuestro autor, con toda naturalidad y frente a lo políticamente correcto, que Descartes después de meditar el “yo soy, yo existo”, continuó su pensamiento y tras la duda metódica y largas cavilaciones llegó a dos importantes conclusiones: “que es la primera experiencia sólida, detrás de la que descubrimos, como más solida aun, la de la existencia de Dios” (56).

También es importante recalcar que, junto con facetas importantes de la filosofía de Descartes, nuestro autor, de modo indirecto ayuda a repensar el concepto de ateísmo contemporáneo que se proyecta sobre nuestro pensador francés, eso sí acudiendo a la señera figura de Pascal (68).

José Carlos Martín de la Hoz

Juan Carlos Moreno Romo, La religión de Descartes, ed. Siglo XXI, colección Anthropos, Madrid 2015, 174 pp.