Este delicioso y olvidado clásico de las fiestas navideñas, que presentamos por primera vez en castellano de forma íntegra y con las ilustraciones de Randolph Caldecott, le ganó fama a su autor en Europa y fue una de las fuentes de inspiración de la célebre Canción de Navidad de Charles Dickens. Irving contribuyó a resucitar la tradición de la Navidad en Estados Unidos y construyó buena parte de la imaginería y del moderno espíritu nostálgico de estas fiestas en la cultura occidental. Su divertida lectura, junto a la de Dickens, merece ser una tradición navideña.