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Diciembre, 2019

El Gatopardo

Lampedusa, Giuseppe Tomasi di

El príncipe Fabrizio Salina -el auténtico protagonista de El Gatopardo- comprende desde el principio lo que está sucediendo. Perteneciente a "una estirpe que durante siglos no había sabido hacer ni siquiera la suma de sus propios gastos", contempla la ruina de su linaje y de su patrimonio sin mover un dedo. Vive en "perpetuo descontento", solo distraído por su gran afición a las estrellas

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Imagen de grpazos

Magnífica novela. No voy a entrar en la trama, que ya está expuesta arriba en la reseña inicial y en los comentarios. Solo quiero decir que este texto es una  sugerente reflexión sobre la vida, el paso del tiempo, el "sic transit gloria mundi" y la muerte, con un pasaje magistral en el que se describe la agonía de don Fabrizio y lo que en ese momento llena su cabeza. Todo ello escrito en una elegante prosa vertida en una excelente traducción, la de la última edición de Alianza. Diez.

Imagen de Pipa

Narración en ambiente histórico, enmarcado en Sicilia, en la segunda mitad del siglo XIX.

Dividida la historia en ocho capítulos, el libro contiene un prefacio de Gioacchino Lanza Tomasi (1969), que ilumina la génesis de esta obra póstuma del autor, dando noticia de las diferentes ediciones, añadidos y correcciones, según se iban descubriendo nuevos cuadernos del autor, hasta entonces ignorados. Porque la novela se publicó por primera vez en 1958, y esa edición se puso en tela de juicio mucho después, cuando Carlo Muscetta anunció que había muchas discrepancias entre el manuscrito y el texto impreso.

Las peripecias de las publicaciones alimentaron el mito del genio incomprendido.

En realidad el autor se centra en una descripción afectiva hacia las clases sociales del momento, describe Sicilia, la aristocracia, los campesinos, el clero, la solterona,… y todos ellos tienen “sus cosas”. Queda claro el pragmatismo del carácter siciliano.

Entre capítulo y capítulo transcurren tiempos diferentes: el I es Mayo de 1860/ II Agosto de 1860/ III Octubre de 1860/ IV Noviembre de 1860/ V Febrero de 1861/  VI Noviembre de 1862/ VII Julio de 1883/ VIII Mayo de 1910…

Se observa la tremenda desigualdad entre el tiempo que transcurre entre capítulo y capítulo. Los primeros más descriptivos y más seguidos en el tiempo, y los dos últimos el desenlace, las consecuencias de todos los cambios habidos, muchos años después.

Intervienen muchos personajes, casi símbolo de las diferentes clases sociales y políticas del momento.

El Gatopardo es la única novela del autor, el Duque de Palma y Montechiaro, Príncipe de Lampedusa. Aunque él no la vio publicada, su éxito fu enorme.  Recibió el Premio Strega en 1959.

En 1963 fue llevada al cine por Visconti. Filmación no exenta de polémica, ya que el Director la utilizó según sus propios intereses políticos.

La obra tiene un punto de caricatura, de nostalgia, o de ironía, de las tradiciones y costumbres, de crítica, que lo aleja de los modos y tendencias de la época.

Don Fabrizio, El Gatopardo, el príncipe que ostenta el escudo de la Casa de Salina, es como el animal simbolizado: fuerte, grande, imponente, orgulloso, sensual y lúcido, amante de los números, inteligente y patriarca de una de las familias más poderosas de Sicilia.

Corre el año 1860, convulso, que provocará la caída de un mundo, el suyo, que parecía inamovible.

Sus hijos, educados en la tradición y la molicie, no parecen haber heredado su arrojo. Excepto su sobrino Tancredi, huérfano y bajo su custodia, que quizá sea su única esperanza. Son los años de la unificación italiana y entre la aristocracia siciliana se respira decadencia. Con todo, el honor, la nobleza y el escepticismo, la ironía, conseguirá llegar a final de su vida con una autoridad ética importante.

El autor describe un mundo pasado, pero con una precisión en las descripciones que  fácilmente nos acerca su comprensión actualmente.

El protagonista se inspira en el bisabuelo del autor, así como muchos de los personajes secundarios están muy bien descritos, con una gran fuerza psicológica que los lleva a unos valores identificables también en la actualidad.

Es una novela buena. Desigual en sus partes. Interesante. Más descriptiva al principio. Que atrapa mayormente en los capítulos finales.

El libro contiene una página Glosario, aclarando algunos términos italianos no traducidos en el texto, y una serie de Apéndices loando a la Casa Salina.

Merece la pena ser leída. Aunque quizá haya que buscar el momento adecuado para disfrutar de ella.

Imagen de acabrero

El efecto final de la lectura de esta célebre novela se puede decir que es inquietante. Creo que hay un contraste entre el paso del tiempo y el inmovilismo siciliano que resulta turbador. No sé si el autor quería otro efecto o solo este. El alma siciliana parece esculpida en la piedra miliar inamovible, y no es posible que haya un progreso. Parece que allí la libertad no existe. Somos así, el clima, la tierra, el mar, las costumbres, son como son. La frialdad entre las personas, la pobreza de espíritu que solo ve el valor material de las cosas, la desconfianza, es ancestral. Es como si alguien nos dijera: no se puede intentar otra cosa porque no nos fiamos de nadie. Ya son demasiados los que han pasado por encima de nosotros. En la novela hay dos protagonistas femeninas, Angélica y Concceta, muy caracterizadas, y dos protagonistas masculinos, el príncipe Fabrizio y Tancredi, tan distintos. Ellas representan dos etapas de la historia, ellos dos visiones opuestas de Sicilia, si esto es posible. 

Imagen de Ignacio SL

Sutilísima crónica campestre de la decadencia de la nobleza en la Italia garibaldina. "Algo tiene que cambiar para que todo siga igual".

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Giuseppe Tomasi de Lampedusa alcanzó el éxito póstumamente. A lo largo de su vida tan sólo publicó algunas críticas literarias, dedicándose después a tareas más serias. Sus breves contactos con el mundillo literario, sus ínfulas y mediocridades, no debieron de ayudarle a proseguir en su camino de escritor. Hombre erudito, cultivado, ingenioso y de gusto refinado, Lampedusa fue pergeñando la historia de una familia aristocrática en la Sicilia de la invasión garibaldiana y posterior anexión a Italia. La historia de su familia.

En efecto, el personaje central, don Fabrizio Salina, está inspirado en Giulio IV di Lampedusa, bisabuelo del autor. El Padre Pirrone, jesuita a quien no cambió el nombre, Donnafugata, el palacio en la reseca campiña siciliana, al igual que los otros personajes y lugares, nos llegan con ese olor a verdadero que da una fuerza sin igual a la obra. Y es que ahí reside uno de los grandes aciertos de El Gatopardo: en su soberbia definición de los personajes y su carácter, en la coherencia en sus actuaciones y sentimientos. Podemos cerrar el libro y, ante una situación imaginada, saber con certeza cuál sería la reacción del personaje. Han cobrado vida, son únicos e intransferibles. Don Fabrizio, con toda su dignidad y penetración; Tancredo, ambicioso y frívolo, triunfador en apariencia pero encadenado a su mentira; don Calogero, el hombre de la nueva situación; Angélica, bellísima pero incapaz de la lealtad que se exige a las de su condición.

Estos personajes van trazando un fresco que supone otro de los grandes aciertos de la obra. Su capacidad para, a través del relato, hacernos comprender lo que ocurrió con la anexión de Sicilia. Es difícil que un manual de historia nos deje grabada tan profundamente la realidad de lo ocurrido. Seguir al príncipe de Salina en su caminar es comprender que el Risorgimento es un engaño. Es mérito de Lampedusa acompañarnos en este descubrimiento evitando toda argumentación explícita. Huye de la moralina, limitándose a exponer unas vidas entrelazadas en una determinada situación histórica. Y el resultado es devastador. Toda la historia de la Italia moderna se encuentra en sus páginas.