Los resquicios de mi juventud, aquellos años que creí haber desechado de mi memoria, bien por lejanos o por sentirlos ajenos a mi persona. Nací en un mundo miserable, donde los analfabetos eran sabios en modales, en el cual quien menos poseía más entregaba, donde los niños jugaban en las calles con chatarra. Viví y crecí en un lugar donde cada uno se ganaba su propia vida, utilizando solo aquello que les quedaba, sus manos, con las cuales bordaban, cosían, tallaban o arreglaban.