Una temporada para silbar

Novela realista del americano Ivan Doig. Ambientada en una granja de Montana a principios del siglo XX narra la vida domestica de un granjero viudo con tres hijos que contrata a un ama de llaves. Esta llega acompañada de su hermano quien pronto se convierte en el maestro de la escuela, un maestro sabio y con dotes especiales para la enseñanza que deja una profunda huella en los alumnos especialmente en el hijo mayor del granjero, un niño inteligente que llega a ser experto en latín. Las aventuras en el colegio, las amistades y el trabajo en el campo, todo al aire libre y en un bello entorno, constituyen el resto de la narración, aunque también hay un secreto inconfesado entre el ama de llaves y el maestro y cierta dosis de romanticismo. Se trata de un libro que alcanza un nivel notable desde el punto de vista literario -también muy bien traducido- y que no necesita grandes recursos para resultar una sólida novela, tanto por la fuerza de la historia, como por sus aspectos formales. La voz en primera persona, muy atenta a los detalles, a veces se torna reflexiva con matices de introspección y exhibe una prosa lineal, elegante y cuidada y unos personajes magníficamente retratados, con riqueza de registros y entrañables de forma que consiguen atrapar al lector. Los diálogos son creíbles y están salpicados de humor y de una suave ironía. La sencillez de la trama, aunque también encierra cierta intriga se centra en describir las anécdotas del día a día de una familia enraizada en un elemento esencial para el autor: la naturaleza y el paisaje que conforman su estilo de vida. Se abordan temas interesantes como la educación y la necesidad de las humanidades, la importancia de los lazos familiares o el valor del trabajo, todo en un tono muy positivo. En definitiva un libro sobre la vida ordinaria con personajes normales que se lee con sumo agrado.
 

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2011 Libros de Asteroide
351
978-84-92663-4

Traducido por Juan Tafur. Título original: Whistling Season

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Género: 
Libro del mes: 
Octubre, 2012

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Imagen de José Ignacio Peláez Albendea

“No cocina, pero tampoco muerde”. Así comienza el anuncio de prensa por palabras en el que Rose Llewellyn, una viuda de “buenas costumbres y disposición excepcional”, se ofrece en el otoño de 1909 como ama de llaves; la frase capta de inmediato la atención de Oliver Milliron, un granjero recién enviudado con tres hijos que van de los 14 años a los siete -Paul, Damon y Toby- y poca maña en las tareas domésticas, que la contrata para poner un poco de orden en su casa de Marias Coulee, Montana.

Y así comienza también la inolvidable temporada que Rose y su hermano Morris, un dandi sabelotodo, pasarán en este pueblo de granjeros. Cuando la maestra local se va del pueblo, Morris pide ocupar su puesto; sus particulares métodos de enseñanza marcarán para siempre a los jóvenes alumnos de la escuela rural. Ni ellos ni la familia Milliron ni el pueblo de Marias Coulee volverán a ser los mismos tras la llegada de Rose y Morris.

El libro está narrado en primera persona por el hijo mayor, Paul, adolescente precoz, cincuenta años después de los hechos que ocurrieron en el periodo de un curso académico. Muy bien escrito, con pocos trazos, define personajes, evoca paisajes bellísimos, los de Montana, que hace presentes con maestría. Hay personajes memorables y los secundarios también los son. La trama engancha y no decae en ningún momento, e incluso, en el tramo final, da la vuelta a la historia, guardando sorpresas que conmocionan.

Ivan Doig, granjero, periodista y escritor, recientemente fallecido en abril de 2015, está considerado como uno de los mejores cronistas contemporáneos del Oeste americano, a la altura del gran Wallace Stegner.

Gustará mucho a profesores de colegios y educadores, pues también es una novela de aprendizaje y de crecimiento de jóvenes alumnos de una escuela unitaria rural. Pero la humanidad del autor al tratar a sus criaturas acerca este libro a cualquier lector: es de los libros que divierten y enriquecen, que da pena acabarlo...

Imagen de Karli

Relato en primera persona de un funcionario que recuerda su infancia en Montana con su padre y sus otros dos hermanos. Relata la vida sin su madre y cómo la llegada de una nueva ama de llaves, junto con un familiar suyo, cambian la vida de la familia y del colegio a donde acuden los niños.
La historia se hace un poco larga y monótona, con un argumento lineal y caracteres poco acentuados. Las últimas treinta páginas resuelven todas las incognitas que se han ido acumulando durante la narración, pero queda todo resuelto de manera excesivamente rápida. En mi opinión este libro ganaría mucho si hubiera entrabado la trama en toda la extensión del libro y no lo hubiera dejado todo para el final. Si comparase el libro con un electrocardiograma, nos encontraríamos con un perfil de llanura hasta el final, que se acaba convirtiendo en una subida como el Everest, para terminar de golpe.

Imagen de Pipa

Es una novela interesante. Narra la vida cotidiana de una familia de un viudo con tres hijos, en la zona de Montana (oeste de EE.UU), al principio del siglo XX.- La prematura muerte de la mujer y la corta edad de los chicos, hace que cojan a un ama de llaves, una mujer joven e inteligente, que les ayuda en lo ordinario, en todo menos en cocinar.- Está narrada en primera persona, en boca del hijo mayor de los Millirion. Son sus propios recuerdos de ese tiempo maravilloso en el que pasa de la niñez a la pubertad: sus amigos del colegio, sus maestros, los trabajos, ... y todo centrado en la vida de la escuela, una escuela rural unitaria, a la que acudían los chavales desde seis a dieciocho años, y que -dice- "era el centro de nuestras vidas" (p. 123-124). Tiene muchos valores, como la complicidad entre los críos ("Nadie se chivó. Eso fue lo más increíble. Hoy día no puedo decirle una palabra a nadie en mi departamento sin que se enteren tres plantas más arriba" (57-58), amor en la familia, fraternidad, pequeñas rivalidades con algunos, dificultades superadas con el trabajo en equipo, fortaleza, sobriedad, ilusión, conformidad, ternura, en fin un sin fin de valores positivos.- Solo el final desconcierta un poco. Pero creo que en conjunto, es una obra que vale la pena tener en cuenta.

Imagen de acabrero

Es una historia simpática que sitúa en un lugar y época normalmente poco conocida por el lector. El lejano oeste americano tiene siempre unos tintes de épica interesantes. La situación de las escuelas de aula única, que han existido hasta hace muy poco en muchos pueblos, y siguen existiendo, está muy bien descrita. La vida rutinaria y al mismo tiempo curiosa de los protagonistas hace amena la lectura del libro, sobre todo porque el final es sorprendente y difícil de prever. La solución última no está moralmente bien resuelta.

Imagen de Ran

Da alegría encontrar en el momento actual una obra positiva sobre la vida familiar, con sus vicisitudes, donde el cariño, sin sentimentalismo se respira a cada circunstancia de la convivencia.
La novela se lee con facilidad y gusto; mantiene las expectativas y una cierta intriga acerca de los avatares que las distintas faenas deparan en una existencia encuadrada y desarrollada en el campo.
Los personajes son de carne y hueso, con un sentido positivo de la vida donde se asienta una convivencia marcada por un gran cariño entre los miembros de la familia. Sin que se plantee una vida placentera y fácil, el autor la hace atractiva, resolviendo y superando todos los obstáculos con sencillez, naturalidad y soltura planteando sin remilgos ni ningún tipo de fundamentalismo, una concepción cristiana llena de atractivo, huyendo de recetas baratas.

Imagen de enc

Novela muy apta para el público juvenil. Sencilla, sin complicaciones, mantiene el interés. Está ambientada en la zona rural del Estado de Montana, en los USA, a comienzos del siglo XX. Los Milliron han llegado aquí atraídos por la oferta de tierras para inmigrantes. Otros recién llegados lo hacen para trabajar en el Dique Grande y el canal que convertirá en regadíos amplias zona de la región. La familia Milliron ha quedado incompleta por la muerte de Florence, la madre. Al viudo le quedan tres hijos varones, el mayor de doce años. Asisten a la escuela de la localidad, una de esas escuelas con un solo aula en la que chicos y chicas de todas las edades aprenden a cargo de un maestro. En la escuela hay dos bandos o facciones, el de los hijos de inmigrantes de origen sueco y los llamados yugoeslavos; el resto de los alumnos se acomodan como pueden dentro de esa clasificación. La novela comienza y acaba con un salto adelante en el tiempo en el que Paul Milliron, el mayor de los hermanos, es Supervisor Escolar del Estado y ha recibido la orden de cerrar todas las escuelas unitarias por falta de presupuesto. Los alumnos se desplazarán a centros docentes regionales en autobús escolar. Pero en Montana, a comienzos de siglo, los hermanos Milliron y sus compañeros van a la escuela a caballo, y el único que tiene un vehículo a motor –un Ford T- es el médico de la zona. También las tierras se cultivan con arados arrastrados por animales. La pregunta que se plantea el lector es cómo se publican novelas referidas a un mundo tan lejano. Parte de la respuesta está en la nostalgia. Ivan Voig publicó "Una temporada para silbar" cuando contaba sesenta y siete años, después de que su obra literaria haya girado alrededor de su tierra natal. Otra parte de la respuesta está en que el medio rural todavía existe, aunque carezca de visibilidad para los hombres y mujeres de la ciudad. Sigue habiendo maestros, pero con otros problemas de aquellos de las antiguas escuelas unitarias. Hay inmigrantes y diversidad de culturas que la escuela está llamada a integrar. Por último existen familias, como la del Oliver Milliron, que cocina cada día para sus tres hijos y acude al mayor cuando tiene que escribir una carta o expedir una factura. Cambia el contexto pero la vida es la misma. La novela termina bien, aunque el final suscita interrogantes en el lector. Muy apta para jóvenes y entretenida y nostálgica para los mayores.