El regreso del Ayatollah

Evolución política de Irán, desde la monarquía del Sha Reza Pahlevi hasta la revolución islámica inspirada y dirigida por el ayatollah Jomeini. Exiliado el Sha y proclamada la República islámica, el 4 de noviembre 1979 un grupo de estudiantes ocupó la embajada de los Estados Unidos en Irán tomando cincuenta y dos rehenes. Solicitaban la devolución del Sha al país. Mientras tanto Reza Pahlevi, enfermo de cáncer, se había establecido en El Cairo donde falleció en julio de 1980. El 24 de enero de 1981 fueron liberados los rehenes de la embajada. Mohamed Heikal comienza su relato en la embajada ocupada.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1982 Argos Vergara
239
84-7178-383-5

Subtítulo: La revolución iraní, de Mossadeq a Jomeini.

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En la década de los setenta del siglo pasado, el régimen iraní del Sha Reza Pahlevi parecía estable. El gobernante había sucedido a su padre en 1941 y llevaba más de treinta años dirigiendo el país; contaba con el apoyo internacional, sobre todo por parte de los Estados Unidos de América, y con las cuantiosas rentas derivadas del petróleo. Pero el Sha no era querido en Irán; en 1953 se había tenido que exiliar temporalmente y fue repuesto en el trono por la CIA y las empresas petroleras; desde entonces gobernaba con mano de hierro con ayuda de su policía secreta, la Savak. Por lo que se refiere a las rentas del petróleo iban a engordar el patrimonio real y el de las clases dirigentes. En 1962, en Qom, un clérigo chiita, Ruhallah Jomeini, comenzó a predicar contra el Sha al que acusaba de corrupto, anti-religioso y enemigo del Islam. Expulsado del país, Jomeini se estableció en Irak donde permanecería hasta 1978. Ese año comenzó a alentar una revolución pacífica en Irán, que tuvo como resultado el abandono del trono por parte del Sha. Un mes más tarde, Jomeini regresaba a Teherán para dirigir la Revolución.

El autor explica la diferencia entre chiitas y sunitas. El sunismo apoya a sus dirigentes políticos y da lugar a regímenes relativamente estables; por el contrario el chiismo se apoya en las clases inferiores representadas por sus dirigentes religiosos. El objetivo de la revolución islámica consiste en imponer la ley islámica y combatir a los enemigos del Islam. Señala Mohameh Heikal como los países árabes habían sido repetidamente humillados por Occidente a través del apoyo a Israel. Habían sido derrotados en dos guerras consecutivas y soportado los acuerdos de Camp David, entre Begin y Sadat, bajo el patrocinio del presidente Carter. Fue entonces se volvieron hacia la Religión; si habían sido derrotados es porque sus gobernantes eran malos musulmanes y había que emprender revoluciones que eliminasen la corrupción y se preocupasen de los pobres y desposeidos. Cuando Jomeini triunfó en Irán, las miradas se volvieron hacia el Ayatollah y su revolución de los clérigos, buscando un papel protagonista para los musulmanes en la política internacional.