Historia del Opus Dei

Desde hace un siglo, el Opus Dei irradia en el mundo un mensaje de encuentro con Dios en la vida corriente. No es poco lo que se ha escrito sobre esta institución y sobre su fundador, Josemaría Escrivá, pero es la primera vez que se lleva a cabo una investigación exhaustiva, con acceso a toda la documentación que se conserva y a numerosos testimonios orales.

Los autores, ambos historiadores, narran la génesis y el desarrollo del Opus Dei, sus iniciativas y su recorrido jurídico, y la acogida de su espiritualidad entre hombres y mujeres de condición muy diversa en los cinco continentes.

Su relato no elude los momentos de incomprensión y dificultad, y constituye así un texto imprescindible para quien desee conocer con más hondura esta prelatura personal de la Iglesia católica.

Ensayo sobre la historia general del Opus Dei.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2021 Ediciones Rialp
700
9788432159565
Valoración CDL
4
Valoración Socios
3.6
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González Gullón y John Coverdale dividen la Historia del Opus Dei en tres periodos: A) Fundación, consolidación y primera expansión durante el gobierno de san Josemaría Escrivá (1928-1975). B) La sucesión del fundador por el beato Álvaro del Portillo (1975-1994). C) La tercera generación, en la persona de don Javier Echevarría ( 1994-2016) y de don Fernando Ocariz (desde 2016 hasta nuestros días).

De estos tres periodos el más extenso y que se lee con más facilidad es el que corresponde a san Josemaría Escrivá (páginas 23 al 399). Respecto del gobierno del del Opus Dei por parte del beato Álvaro del Portillo, los autores se centran en los esfuerzos de éste para obtener de la Santa Sede la configuración jurídica definitiva prevista por el fundador de la Obra. Ésta había de revestir la forma de Prelatura personal para peculiares obras apostólicas y pastorales; figura contemplada por el Concilio Vaticano II en el Decreto Presbiterorum Ordinis, nº 10.

El 28 de noviembre de 1982, L'Osservatore Romano hizo público que el Papa había erigido la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y Opus Dei como Prelatura y había nombrado prelado a don Álvaro del Portillo (pág.435). Durante la presidencia del beato Álvaro la Prelatura experimentó una nueva expansión territorial. El 17 de mayo de 1992 fue beatificado Escrivá de Balaguer por S.S.Juan Pablo II. Por lo que se refiere al último periodo que contempla el libro, bajo el gobierno de don Javier Echevarría, en 2002 tuvo lugar la canonización del fundador de la Obra y el año 2014 la beatificación de Álvaro del Portillo.

Ya en vida de don Álvaro se había detectado un descenso en el crecimiento de las vocaciones al Opus Dei, a causa de la indiferencia y el materialismo que se iba instalando en la sociedad y a la debilidad de sus líderes religiosos. No obstante, el Prelado y la Obra en su conjunto se esforzaron por servir a la Iglesia aportando sacerdotes de la Prelatura para ser consagrados Obispos en distintos países, y erigiendo, en Roma y Pamplona, centros de formación para vocaciones sacerdotales de todo el mundo.

Del gobierno de los tres presidentes y prelados del Opus Dei podemos subrayar la continuidad en las enseñanzas de Escrivá de Balaguer. Se ha tratado de una fidelidad dinámica, dirigida a conservar el espíritu modificando algunos aspectos accidentales cuando ha sido necesario. El segundo rasgo que cabe destacar es el del sacrificio. Quien conozca hoy el Opus Dei puede pensar que ha bajado del cielo tal como es ahora, y no es así. Tanto san Josemaría como los primeros socios de la Obra tuvieron que realizar enormes sacrificios, sin apenas medios humanos ni materiales pero confiando en Dios, para llevar el mensaje de la santificación de la vida ordinaria a gran número de países, algunos con una población católica muy minoritaria. Hoy, algunos de esos hombres y mujeres, ya fallecidos, tienen iniciado un proceso de beatificación.

Mientras que los hombres y mujeres del Opus Dei, laicos o sacerdotes, se esforzaban por realizar el querer divino en sus vidas y en servir a la Iglesia y a las almas, otros católicos, se complacían en difundir habladurías sobre la Obra tales como que era una secta masónica, un instrumento de penetración política o un emporio empresarial y bancario. González Gullón y Coverdale no esconden las críticas recibidas por parte de antiguos miembros de la Obra que abandonaron la institución. En el fondo, las críticas han servido para corregir determinadas prácticas realmente mejorables, no así la espiritualidad que había sido reconocida hacía años por la Iglesia a través de los documentos del Concilio Vaticano II.

Por último, considero que el libro dedica demasiadas páginas a dar información sobre las obras corporativas del Opus Dei, así como sobre las iniciativas personales de sus socios. Todas ellas, al final, obedecen a un mismo espíritu con mayor o menor éxito: mejorar la vida cristiana de los que las llevan a cabo y servir humana y espiritualmente a los hombres y mujeres, sacerdotes y jóvenes, católicos y no católicos, destacadamente en el ámbito de la cultura y el pensamiento, pero también para la educación, la formación cristiana, el apostolado o la promoción social de las gentes.

 

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Estudio exhaustivo y bien documentado sobre la vida del fundador del Opus Dei, y el origen y desarrollo de su gran Obra. Como afirman los autores, el objetivo de esta monografía es el análisis de la expansión del mensaje del Opus Dei en la Iglesia y en la sociedad a través de la institución y de las personas que pertenecen o participan de sus apostolados, en un período que se extiende de 1928 a 2016 (p. 14). Para una mejor comprensión de este mensaje, en cada uno de los capítulos, se presenta una visión histórica, política, social y religiosa de España y otros países del mundo a lo largo de esos años, que ayudan al lector a situar los hechos en su propio contexto.  

Además de los hechos históricos que se relatan, de la vida de san Josemaría y de sus “barruntos”, de los primeros seguidores, de los primeros centros, de las muchas dificultades, críticas y oposición por parte de personas influyentes que tuvieron que superar, quizá una de las aportaciones más interesantes del libro es dejar constancia de las características específicas del espíritu del Opus Dei, que es su gran valor: “el hecho de que los fieles de la Obra sean cristianos normales, la relación entre la actividad personal y la corporativa, la unidad y la variedad de su miembros, el sacerdocio y el laicado, los hombres y las mujeres” (p. 15).

Igualmente interesante en el libro resulta el análisis y estudio de las obras corporativas como actividad institucional de formación: formación para que cada persona buscara la santidad y testimoniara a Jesucristo en su vida familiar, profesional y social. Y, aunque al principio Escrivá de Balaguer no consideraba oportuno que la Obra promoviera centros educativos, finalmente tras la aprobación provisional del Opus en 1947, “el fundador dio un paso adelante con la creación de obras corporativas en el ámbito de la enseñanza” (p. 238). Así, las dos primeras obras educativas fueron el colegio Gaztelueta (Bilbao, 1951) y el Estudio General de Navarra (Pamplona, 1952). En esta misma línea, en el verano de 1963, algunas personas de la Obra pusieron en marcha la sociedad Fomento de Centros de Enseñanza, cuyo grupo promotor estaba compuesto por cinco personas: Tomás Alvira y Víctor García Hoz (dos de los primeros supernumerarios, especialistas en pedagogía), junto a Antonio García de Gúdal, Félix Falcón y Vicente Picó. Su ideal de enseñanza que se materializó en los colegios estaba basado en la calidad docente, en la educación diferenciada, la tutoría personal de los alumnos como elemento pedagógico, y la formación fundamentada en las virtudes y  en la doctrina cristiana unida a la sensibilidad por las humanidades y la cultura (p. 323). En definitiva, gracias a todos estos centros educativos, que atrajeron a miles de alumnos y familias en distintos lugares,  “el mensaje de santidad se hizo presente en numerosas ciudades”.

Cuando falleció san Josemaría el 26 de junio de 1975, había centros del Opus Dei en 32 países, y dos décadas más tarde, se añadieron 21 naciones más bajo la prelatura de Álvaro del Portillo. En todos estos lugares, además de centros educativos, los miembros de la Obra han creado estructuras sanitarias, sociales y benéficas con una profunda identidad católica, ya que una consecuencia de la vida cristiana es la preocupación por las personas más necesitadas. Siguiendo las enseñanzas del fundador, estas entidades desean “que haya muchos hombres y mujeres que procuren ser buenos cristianos y, por tanto, testigos de Cristo en medio de sus ocupaciones diarias” (p. 471).

Finalmente, este estudio presenta la evolución del Opus Dei en los últimos veinticinco años con el nuevo prelado y Padre de la Obra Javier Echevarría Rodríguez (fallecido en 2016). Algunas cuestiones de esta parte se abordan de modo genérico, pues falta perspectiva y todavía no hay fuentes disponibles. Pero los autores saben mostrar una  fidedigna “fotografía” de la situación en la que se encuentran hoy las actividades formativas y apostólicas, incluso con datos posteriores al año 2016: un mensaje de santidad lleno de vitalidad que repercute en las nuevas generaciones. 

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Los autores presentan una historia bien documentada adentrándose, desde la fundación y los comienzos del Opus Dei, hasta su asentamiento y desarrollo, de un modo sucinto; con una prosa sencilla y clara. Remarcan los acontecimientos de mayor interés, en los que se pone de relieve el carácter espiritual de su mensaje y el modo cómo se plasma en la realidad concreta. Sin ser exhaustivos enumeran iniciativas, sucesos, hitos relevantes, etc., exponiendo su naturaleza y dejando para el posterior trabajo de estudiosos una profundización deseable.

Presentan con viveza el modo como el fundador concreta el espíritu genuino haciéndolo vida, plasmándolo en las circunstancias de la sociedad de su época y de la situación de la Iglesia, a la vez que marca su carácter universal impregnándolo de una trascendencia que supera la situación eclesial, social y cultural de la época en que vino al mundo para proyectarlo en el tiempo y el espacio, válido para informar toda cultura.

Dibujan una radiografía general del espíritu del Opus Dei a través de la manera en que lo hacen vida los fieles de la Prelatura, aportando un número considerable de iniciativas personales, con datos concretos siguiendo la praxis en boga de hacer historia, sin añadir glosa alguna.

A vuelapluma incluyen una panorámica escueta de cómo se ha llevado a cabo la expansión por los cinco continentes, impregnando de sentido cristiano las mas variadas culturas y modos en que se concreta la vida en las sociedades mas dispares y variopintas.

La obra se perfila como un cauce interesante y ajustado para conocer el espíritu del Opus Dei y la actividad de santificación y difusión de la doctrina de la Iglesia que ha venido desarrollando durante estos casi 100 años, tanto corporativamente, como de la mano de la actividad hecha vida de los fieles de la Prelatura. Leer artículo >>

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Una completa visión de la historia general del Opus Dei desde su fundación hasta nuestros días. Leer artículo >>