Aproximación a la historia de España

Aproximación a la historia de España es la historia de nuestro país tal como se estudiaba en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado. Jaime Vicens Vives afirma que un libro de historia tiene un determinado periodo de vigencia, pasado el cual hay que modificarlo para incorporar los últimos hallazgos de la historiografía.

Publicado en 1952, el autor realizó modificaciones en el año 1960 explicando en un Apéndice la razón de las mismas. La última edición es de 2003, prueba de la aceptación que tuvo esta obra. Vicens Vives desnuda la historia de España de los aspectos épicos con los que siempre se la había vestido y, como buen catalán, incorpora unos capítulos referidos a Cataluña.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1969 Editorial Vicens-Vives
202
978-84-31614-157

Primera edición en 1952, última de 2003.

Valoración CDL
3
Valoración Socios
3
Average: 3 (1 vote)
Interpretación
  • No Recomendable
  • 1
  • En blanco
  • 2
  • Recomendable
  • 3
  • Muy Recomendable
  • 4

1 valoraciones

3
Género: 

Libros relacionados

Comentarios

Imagen de enc

El libro lleva un prólogo del autor, fechado en 1960, en el que especula acerca del método histórico. Vicens Vives rechaza el método puramente narrativo; también la historia de las Instituciones tal como apareció en Alemania, ya que, si bien suponía un avance sobre lo que había hasta ese momento, eludía el aspecto fundamental de la disciplina histórica: los hombres y sus vidas.

El autor rechaza el método filológico que se estaba aplicando a la historia medieval, y también la llamada historia de la cultura ya que exige un esquema mental previo. Esta tendencia tiene su origen en Hegel y alcanza su cenit con la historiografía marxista ("mesnadas políticas dispuestas a la conquista del poder" -los describe el autor). Él recomienda a sus discípulos "captar la realidad viva del pasado y, en primer lugar, los intereses y las pasiones del hombre común" (pág.16), y para ello acude a las estadísticas, ya que un hecho aislado no define ni una época ni un reinado. El autor lo denomina método estadístico o de las ciencias del hombre.

Vicens Vives recuerda a los pensadores anteriores a él acerca de nuestra historia (tales como Unamuno u Ortega y Gasset), así como a sus contemporáneos (Américo Castro, Sánchez Albornoz, García Valdeavellano o Menéndez Pidal). No sería catalán si no hablara de "una grave crisis de conciencia de Castilla respecto de los otros pueblos hispánicos, como el catalán". En esa época se habían producido encuentros de intelectuales castellanos y catalanes - obsérvese que fue durante el franquismo- y es posible que el autor se refiera a estos cuando habla de una mala conciencia. Esos encuentros no se han vuelto a celebrar y la cuestión ha pasado al ámbito de la política donde naufraga por la diversidad de intereses, que se imponen sobre la verdad histórica.

Leemos que "el juego de contradicciones internas entre Castilla y Cataluña, desde el siglo XVIII, mantiene el estímulo vital y la cohesión del Estado español" (pág.21). Es una idea difícil de compartir cuando dos Constituciones españolas, la de 1931 y 1978, han tratado de reconocer la especificidad política de las regiones españolas con la única consecuencia de acentuar las tendencias centrífugas en algunas de éstas. Vicens Vives no niega el carácter hispánico de Cataluña, pero establece una diferencia fundamental entre el optimismo catalán y el pesimismo del carácter castellano. El autor escribe que lo que los historiadores castellanos no saben sobre Cataluña podría llenar libros.Lo único que queda claro después de la lectura de este libro y de otros parecidos es el hecho de que España tiene dos centros de gravedad en Madrid y Barcelona y que no resulta fácil articularlos políticamente.

Es posible que para evitar la censura, el autor denominara la Guerra civil española como la Guerra de los Tres Años. Afirma que fue una guerra importada de Europa; en primer lugar por la recepción en la Península de los movimientos obreristas y anarquistas que tuvieron su culminación en la Revolución rusa de 1917. Es curioso como el autor afirma que ésta tuvo su reflejo en España, no en el periodo 1936-1939 sino en el intento revolucionario de 1934 en Asturias y Cataluña. De nuevo podemos pensar que lo hizo para evitar la censura, pero nunca se había dado tanta importancia a la intentona de 1934.