Mis años con Juan Pablo II

Esta obra ofrece una mirada inédita de la transtienda del trabajo diario de la Santa Sede, desvela algunos de los grandes acontecimientos en el último tercio del siglo pasado. El portavoz de la Sante Sede durante más de veinte años con Juan Pablo II y Benedicto XVI, desvela sentimientos muy especiales de estos Pontífices y de él mismo al servicio de la Iglesia. Ofrece muchos detalles de su vida cotidiana y de situaciones familiares, como los periodos de descanso veraniego, ilustrados con fotografías realizadas por el propio autor.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2013 Espasa (Planeta)
635
978-84-670-6921-1

Subtítulo: Notas personales.

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Comentarios

Imagen de acabrero

Leer este libro supone introducirse en la vida del día a día de un papa santo. Es un libro fascinante y se me ocurre que sin equiparación con las vidas de santos tan interesantes que existen. Este es distinto porque se adentra el lector en el día a día, en las preocupaciones, en las circunstancias variadísimas de su jornada. Todo esto es posible porque el autor, Joaquín Navarro-Valls, durante veinte años, estuvo a su lado, como jefe de prensa, con una confianza y una cercanía sorprendente. No es fácil encontrar nada igual, y como consecuencia tenemos múltiples ejemplos de la piedad de este pontífice santo, de su preocupación por las cosas de la Iglesia, un seguimiento de cerca en sus múltiples viajes. En fin, algo verdaderamente difícil de igualar, pues se dieron unas circunstancias únicas. Lo recomiendo vivamente porque se aprende mucho de la vida de un santo, seguida en los detalles del día a día.

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Merece la pena leer este libro, por la importancia de lo que se cuenta -hechos recientes de la historia que muchos hemos vivido, algunos de enorme trascendencia- y porque nos acerca a la vida cotidiana de Juan Pablo II, en la que se palpa su profunda vida interior y su amor a la Iglesia y a todos los hombres. A esto se añade, la profesionalidad de Joaquín Navarro-Valls, lo que le otorgó una gran sintonía y cercanía con el Papa, Las notas que acompañan el texto facilitan la comprensión. Luis Ramoneda

 

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Mis años con Juan Pablo II es un extracto de las notas que tomó Joaquín Navarro-Valls durante los veintidos años en los que ejerció como portavoz y director de la Sala de Prensa del Vaticano.

El primer aspecto que cabe destacar en este libro se refiere a la información emanada desde la Santa Sede a los medios de comunicación. La tesis del portavoz es la de que, lejos de cualquier secretismo, si se quieren evitar especulaciones e informaciones falsas sobre las actividades del Vaticano la Sala de Prensa debe adelantarse a ofrecer información a los periodistas (págs.182,219 y 290). En este sentido Navarro-Valls puso en contacto a los informadores con el Pontífice, gestionó la aparición de libros -especialmente el libro entrevista del Papa con Vittorio Messori Cruzando el umbral de la esperanza- y favoreció algún mensaje televisivo.

Del perfil de Juan Pablo II Navarro destaca la serenidad, que interpreta como una consecuencia de su abandono en las manos de Dios; también subraya la humildad, buen humor y el saber escuchar. Según van pasando los años encuentra cómo el Pontífice va dedicando más tiempo a la oración, a compartir con Dios sus preocupaciones, penas y alegrías (pág.376). A veces pienso -escribe Navarro-Valls- que el Papa no se da cuenta del peso que tienen sus palabras ante la opinión pública (págs.111 y 400); la presencia del Pontífice en un lugar -añade- hace que algunas cosas que antes no lo eran ahora sean posibles y confirma a los católicos en su vocación (pág.89).

Como gobernante, la figura de Juan Pablo II es gigantesca; lejos de esperar que le alcancen los acontecimientos sale a su encuentro (pág.329); le duelen tragedias como la destrucción del Líbano a causa de la guerra o la pobreza del Sahel, en África, y se dirige a la opinión pública mundial, a los gobernantes que podrían colaborar para evitar esos desastres. Al llegar a Hungría en 1991 dice que ha venido "a ofrecer a los húngaros una visión cristiana del mundo" (pág.245). Por último, piensa que la Santa Sede debe actuar positivamente en los foros internacionales, sobre todo ante la ONU y sus organismos dependientes, de los que emanan políticas anti-familiares y anti-natalistas (pág.409).

Algunos hechos que después han saltado a la opinión pública, como el reciente Sínodo de la Iglesia Católica en Alemania, aparecen ya apuntados en las notas de Navarro-Valls: "Están muy cerrados en sí mismos" -señala el Papa respecto algunos pastores y teólogos de Alemania, Suiza y los Países Bajos (pág.286). El Pontífice lo achaca en parte a la influencia del protestantismo. También lamenta la frialdad con la que había sido acogido en sus reuniones con religiosas y clérigos en los Estados Unidos. En algún lugar hablará de un sentimiento anti-romano.

Si algún dirigente mundial sale bien parado en las notas de Navarro-Valls ése es el último lider de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov; de él dirá Juan Pablo II que era un humanista, que le importaban las personas por encima de las ideologías (pág.164). Igualmente alaba al dirigente checo Václav Havel (pág.187). En cambio, cuando recibe al presidente Bill Clinton y éste declara que sus puntos de vista sobre la familia y la defensa de la vida son los mismos que los del Pontífice, Navarro-Valls recuerda cómo en los foros internacionales de Pekín, El Cairo o Estambul los estadounidenses habían defendido los puntos de vista contrarios. Cuando allí se hablaba de salud reproductiva se estaba hablando eufemísticamente del derecho al aborto seguro y gratuito. Hay intereses económicos de por medio -sugiere el Pontífice-, como los había cuando Pablo VI publicó la Humanae Vitae.

En 1991, un sociólogo italiano, Francesco Alberoni, había escrito que el prestigio del Papa ocultaba la situación de falta de fe en la Iglesia, y que después de él ésta quedaría bajo mínimos, casi en fase de extinción (pág.231); sin embargo, cuando Juan Pablo II recibe al director general de la RAI, éste le agradece un pontificado lleno de certezas; el Papa le contesta que son las certezas de Jesucristo (pág.217). De una forma extractada, Navarro-Valls recuerda la última época de Su Santidad y cómo las enfermedades se habían cebado en él: el Parkinson, la dificultad para expresarse e incluso para deglutir y respirar o las caídas. "De ese dolor del Papa -concluía el autor-, Dios está sacando mucho bien para la Iglesia" (pág.554).

Un libro didáctico en muchísimos aspectos, muy recomendable.

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Una obra emocionante porque Navarro-Valls, el portavoz de la Sante Sede durante más de veinte años con Juan Pablo II y Benedicto XVI, desvela sentimientos muy especiales de estos Pontífices y de él mismo al servicio de la Iglesia. No parece un hombre sentimental en el sentido corriente pero sí que lo es por su categoría humana y el calor de su fe bien formada. Ha vivido muchos tiempos de intimidad con Juan Pablo II gracias a la deferencia del Papa y a la sintonía de corazones. Así lo muestran las fotografías que incluye esta obra, que son suficientemente expresivas. De especial interés son las que muestran al Papa en excursiones por las montañas derrochando simpatía y buen humor. Obra emocionantetambién porque el portavoz ha vivido momentos importantes de la historia junto con misiones de alto nivel y desarrollo incierto poco conocidas por la gente. Como un viaje a Moscú o la visita de Gorbachov al Vaticano, o la preparación del viaje del Papa a Cuba, o al asesinato del comandante de la Guardia Suiza.

Además de emocionantes estas notas personales son anotaciones tomadas casi siempre el hilo de los acontecimientos y por ello son un documento de primera mano para conocer el contexto de gestiones y entrevistas principalmente de Juan Pablo II. Redactadas tantas veces a las pocas horas de producirse sin dar lugar a olvidos o interpretaciones menos objetivas. Como buen profesional Joaquín Navarro-Valls supo atender a los comunicadores con sinceridad y conocimiento del oficio. Su simpatía era patente a quienes le trataban o se acercaban a él mientras buscaba transmitir sin hacerse protagonista.

Vale la pena leer esta obra documentada directamente y porque el portavoz quiso que pasaran años por ser algo tan personal y para que otros garantizan la objetividad, como ha hecho su hermano Rafael o el editor Diego Contreras. Así se explica en la presentación y en el epílogo.