Aquel verano

El argumento se centra en la estancia, durante un verano, de un joven de quince años, Rodrigo, en el pueblo de su padre. Este tiempo transcurrido ahí, como hijo único y huérfano de madre, supondrá un cambio radical en su vida. En este lugar, se enterará del porqué de la conducta extraña de su padre y conocerá a su primer amor, que brotará de una manera pura, sencilla y tierna. Todo esto, acompañado de la relación de este chico con gente llana del campo, hará que su conducta y modo de vivir no vuelvan a ser como los de antes de su llegada a este pueblo. Una novela positiva, escrita con un estilo sencillo y melancólico.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2000 Palabra
254
84-9840-327-5
Valoración CDL
3
Valoración Socios
3.333332
Average: 3.3 (9 votes)
Interpretación
  • No Recomendable
  • 1
  • En blanco
  • 2
  • Recomendable
  • 3
  • Muy Recomendable
  • 4

9 valoraciones

Género: 

Comentarios

Imagen de enc

Rodrigo se ha criado sin madre -y casi sin padre- en distintos internados de Gran Brtetaña, Estados Unidos y Francia. Ha nacido en el País Vasco, pero, a raíz de la muerte de su madre a causa de un cáncer y la de un amigo de la familia asesinado por ETA, su padre no quiere volver allí.

En el verano de sus quince años, a Rodrigo se le ofrece la posibilidad de hacer un campamento en Canadá o pasarlo con su abuela en su caserío de Vizcaya. Opta por ésto último y descubre la felicidad que supone el verano en un pueblecito en el que todos parecen conocerle y quererle, mientras que él desconocía su existencia y la de este paraíso perdido.

No nos encontramos ante una novela de tesis, pero aún así pone de relieve la permebilidad que existe entre el País Vasco y la Meseta como ramas del mismo árbol. Hasta que Euzkadi se infectó con la enfermedad del nacionalismo, los vascos habían tenido un gran prestigio en el resto de España. En esta novela Julián, el padre de Rodrigo, se estableció en Madrid al morir su mujer y al niño lo había criado una au pair gaditana que fue la única madre que tuvo.

Cuando visita Vizcaya descubre que todo lo de allí le enamora: su abuela, los criados de la casa, los vecinos, el paisaje y los animales. También se entera de que muchos vascos habían viajado a Cuba, a hacer sus fortunas, cuando Cuba todavía era española. Al volver habían edificado las llamadas casas de indianos. La abuela todavía cantaba habaneras todas las noches antes de dormir. No quedan muy claras las razones por las que Julián, padre del joven, se mantiene alejado de su propia madre, aunque ésta le disculpa.

La novela no tiene pretensiones literarias, pero es de suponen que los valores que encarna -los quince años de una juventud sana- gustarán a los jóvenes (a los jóvenes que lean libros).

 

Imagen de m angeles

Es la historia de un hico de 15 años que después de mucho tiempo pasa el verano en casa de su abuela y descubre la amistad, el amor y el cariño de una familia.
Relato sencillo sin ninguna emoción añadida.
Recomendado para todo el mundo.

Imagen de Guille

Aquel verano es un libro cargado de nostalgia y belleza. Rodrigo tiene 15 años. Es huérfano de madre, y su padre, Julián, le abandona constantemente en caros internados alrededor del mundo, para asegurarle una educación completa. Mientras tanto, su padre se sumerge en su trabajo para olvidar el dolor que le produce su pasado, en el que habita el recuerdo de su mujer en un hermoso valle del norte de España. A ese valle volverá Rodrigo, después de muchos años, para pasar el verano en el caserío de su abuela. Durante esos meses Rodrigo aprenderá a entender la huida de su padre, siempre escondiéndose de sus raíces que tantas lágrimas le hicieron derramar. Conocerá también el amor, a través de los ojos de Ana, los más bonitos del valle. Historias románticas que llegan desde el otro lado del océano, misterios tropicales, habaneras y héroes revolucionarios que sólo conocieron los españoles que emigraron a América del Sur, desgracias familiares llenas de amor, y pérdidas jamás olvidadas, se unen en este libro que presenta unos personajes dulces, como la abuela; tiernos, como Matamoros; o entrañables, como don Eustaquio, el cura del Valle.