Agatha Christie y el matrimonio

En su Autobiografía, Agatha Christie hace abundantes consideraciones acerca del matrimonio. El de sus padres había sido un emparejamiento feliz, pero a ella la abandonó su esposo -Archibald Chistie, Archie- después de ocho años de casados, por lo que sus observaciones no son teóricas sino que están tomadas de la experiencia de la autora. Aunque hoy no las admitiríamos en su totalidad vale la pena reproducir algunas de ellas.

Recordando a sus padres escribe: "En el matrimonio es necesario el respeto (...). La mujer debe sentir que su compañero es íntegro, que puede confiar en él y respetar sus criterios; que cuando haya que tomar una decisión difícil puede dormir tranquila dejándolo en sus manos" (pág.66). Agatha advierte que el hombre no va a cambiar con el matrimonio y que la mujer debe tenerlo en cuenta. "Si no aceptas la forma de vivir del hombre -recomienda- no te cases con él" (pág.134).

Agatha y Archie se habían desposado a comienzos de la Guerra Europea de 1914. Finalizada la contienda la pareja tuvo a su única hija, Rosalind, ya que Archie no deseaba tener más hijos. Poco después surgió la oportunidad para el matrimonio de hacer un viaje alrededor del mundo visitando las posesiones británicas. La madre de Agatha recordó a su hija: "El deber de una esposa es estar con su marido. El marido debe estar en primer lugar, incluso por delante de los hijos. Recuerda una cosa, si no estás con tu marido, si lo dejas demasiado tiempo solo, lo perderás. Una esposa debe estar con su marido y si no es así él piensa que tiene derecho a olvidarse de ella" (290).

El matrimonio dejó a Rosalind con su abuela y realizó su vuelta al mundo, pero al volver a Londres a Archie no le habían reservado el puesto de trabajo. Se encontraba sin dinero ni perspectivas de obtener otro empleo y se derrumbó. Pagaba la frustración con su esposa: "Si trataba de estar alegre -escribe ella- me decía que no me hacía cargo de la gravedad de la situación, y si me ponía triste me decía que no servía de nada poner cara larga. Nada de lo que hacía parecía correcto (...). Permanecí un poco alejada de Archie, pues era la única actitud que le calmaba" (pág.314). Finalmente encontró otro trabajo y la crisis fue superada.

Pasan los años, fallece la madre de Agatha y ésta se encuentra abatida. En ese momento Archie tenía que hacer un viaje de negocios al extranjero y propone a su esposa que le acompañe para distraerse. "Yo no quería distraerme -cuenta-, así que se lo agradecí y me quedé en casa. Ahora veo que me equivoqué (...). Archie odiaba el sentimiento de tristeza que reinaba en la casa y eso le hacía blanco de otras influencias" (pág.354). A la vuelta del viaje, después de ocho años de matrimonio y con una hija en común, Archie planteó a Agatha el divorcio. Se había enamorado de su secretaria y necesitaba estar con ella. "Con estas palabras -señala la escritora- una parte de mi vida desapareció" (pág.359).

"Me educaron -prosigue el relato- como a todas las mujeres de mi tiempo para tener horror al divorcio. Disolver un matrimonio es una equivocación, de eso estoy segura. He tenido ocasión de ver suficientes matrimonios rotos y de escuchar suficientes confidencias como para saber que, si tiene poca importancia cuando no hay hijos sí la tiene, y mucha, cuando los hay" (pág.363).

Agatha no deseaba vincularse a otro hombre ya que afirma que "sólo un marido te puede hacer daño" y que "es estúpido casarse porque se busca cariño o un hombro sobre el que llorar" (pág.425). Finalmente, y en contra de la opinión de su familia, terminó por acceder a los requirimientos del arqueólogo Max Malowan, catroce años más jóven que Agatha, con el que convivió hasta el final de sus días.

Agatha Christie. Autobiografía. Espasa, 2019.

Las citas están tomadas de la publicación por Editorial Molino.

Juan Ignacio Encabo Balbín