En
los primeros años del cristianismo, los primeros discípulos de
Jesús tuvieron que explicar su fe y salir al paso de las más
variopintas acusaciones, entre otras, la de ateismo. La objeción parece
curiosa, pero tiene su explicación y es que los cristianos rechazaban
dar culto a los dioses paganos o al emperador. La cuestión tenía
su importancia, pues empezó a ser considerada delito y castigado con la
pena de muerte. Así lo describe la
narración del martirio de san Policarpo: "En ese momento, maravillada toda la muchedumbre de la nobleza de la
raza de los cristianos, que ama y honra a dios, prorrumpió a gritar: ¡Mueran
los ateos! ¡Que busquen a Policarpo!". (Martirio de Policarpo,
Obispo de Esmirna, III, 1).
Efectivamente,
Policarpo fue capturado y llevado ante las autoridades romanas, que intentaron
que abjurara de su fe y diera culto al emperador. Policarpo, como otros
cristianos, fue condenado, pues una vez puesto en la
tesitura de salvar la vida o reconocer a Cristo, debían ser fieles:
"Insistiendo el procónsul,
le decía: ‘jura y te pongo en libertad; maldice a Cristo’.
Policarpo respondió: ‘Ochenta y seis años le sirvo y nada
malo me ha hecho, ¿cómo puedo blasfemar
de mi rey, que me ha salvado’" (Martirio de Policarpo, Obispo
de Esmirna, X, 1
style='mso-bidi-font-weight:normal'>).
Así
pues, los primeros cristianos además de mostrar con el martirio que
tenían una fe inquebrantable en Dios, también escribieron y
argumentaron. Así se expresaba Atenagoras, en
el 177, en carta dirigida a Marco Aurelio y Cómodo: "
style='mso-bidi-font-weight:normal'>suficientemente queda demostrado que no
somos ateos, pues admitimos a un solo Dios, increado y eterno e invisible,
impasible, incomprensible e inmenso, sólo por la inteligencia a la
razón comprensible, rodeado de luz, belleza y espíritu y potencia
inenarrable, por quien todo ha sido hecho por medio del Verbo que de Él
viene, y todo ha sido ordenado y se conserva"
lang=ES-TRAD>(Apología de Atenagoras, 10)
style='mso-bidi-font-weight:normal'>.
Evidentemente
chocaba el modo de vida de los cristianos, como describe la Epístola a
class=SpellE>Diogneto: "dan
muestras de un tenor de peculiar conducta,
admirable y, por confesión de todos, sorprendente"
lang=ES-TRAD>(Epístola a Diogneto, V, p.64)
style='mso-bidi-font-weight:normal'>.
style='mso-ansi-language:ES'>Un cambio de vida que subraya San Justino: "
style='mso-bidi-font-weight:normal'>Los que nos odiábamos y
matábamos los unos a los otros y no compartíamos el hogar con
quienes no eran de nuestra propia raza por la diferencia de costumbres, ahora,
después de la aparición de Cristo, vivimos todos juntos y rogamos
por nuestros enemigos y tratamos de persuadir a los que nos aborrecen"
(Apología de San Justino, I, 14)
style='mso-bidi-font-weight:normal'>.
lang=ES-TRAD style='mso-bidi-font-size:12.0pt'>Precisamente la santidad de sus
vidas fue la mejor apología de la fe, como subraya Atenagoras:
"Entre nosotros, empero,
fácil es hallar a gentes sencillas, artesanos y vejezuelas, que si de
palabra no son capaces de poner de manifiesto la utilidad de su
religión, la demuestran con sus obras"
lang=ES-TRAD> (Apología de Atenagoras, 11)
style='mso-bidi-font-weight:normal'>.
style='mso-bidi-font-weight:normal'>
José Carlos Martín de la Hoz
Para leer más:
lang=ES-TRAD style='font-size:10.0pt;font-family:Arial;font-weight:normal;
mso-bidi-font-weight:bold'>Saporiti
lang=ES-TRAD style='font-size:10.0pt;font-family:Arial;font-weight:normal;
mso-bidi-font-weight:bold'>, Patricia (2005)
style='mso-bidi-font-weight:normal'>Pascal y Kant. Pensar lo incognoscible,
Pamplona, Eunsa
Varios autores (2006)
href="http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=4482">Cartas a Dios,
Madrid, PPC
López Quintás, Alfonso (1989)
style='mso-bidi-font-style:normal'>
href="http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=2062">Cuatro filósofos
en busca de Dios, Madrid, Rialp
"
style='mso-bidi-font-style:normal'>
href="http://loquestapasando.blogspot.com">Deja aquí tus comentarios"