Ecumenismo y paz

 

Desde que el papa san Juan Pablo II publicara aquella inolvidable Encíclica “Ut unum sint”, sobre el ecumenismo (25 de mayo de 1995), no se ha dejado ni un solo día de rezar en toda la Iglesia Católica por esa importantísima intención, de modo que todos los cristianos nos hemos sentido impulsados a avanzar en la anhelada unión de toda la Iglesia bajo un solo pastor.

Precisamente, uno de los elementos clave de ese documento trataba del estudio del ejercicio del Primado del Santo Padre a lo largo de la historia, pues se deseaba subrayar el primado del papa como un camino ecuménico hacia la mejor y más profunda comprensión de ese primado, no solo de honor, sino de verdadero y auténtico servicio a todas las Iglesias.

Precisamente, en el ejercicio del Primado como motor del Ecumenismo hemos de resaltar, la reciente visita del papa Francisco a Suecia (31 de octubre-1 de noviembre 2016) con motivo de la conmemoración común luterano-católica de los Quinientos años de la Reforma Luterana (1517), pues ha servido para recordar a todos la importancia de rezar y trabajar juntos por el ecumenismo.

Existente en efecto, una tarea urgente de la caridad y de la solidaridad y más en estos tiempos de dura crisis económica y social derivadas de la pandemia que hemos padecido y de sus sucesivas recidivas. Asimismo, el ecumenismo como tarea común nos impulsa al trabajo por la paz.

El siglo XXI comenzó con el atentado de las Torres Gemelas de Nueva York y, periódicamente, esas acciones se han venido reproduciendo en diversos lugares de Europa y, en general, del mundo occidental con todo su dramático realismo, lleno de muerte, de pánico y de brutalidad.

Por otra parte, es verdaderamente sorprendente que todavía existan autores que sigan identificando, en términos absolutos, violencia y religión, después de todo lo que se ha escrito y estudiado, desde entonces, acerca del terrorismo islámico y de todos los sólidos y extensos argumentos que se han aportado en este debate.

Así pues, merece la pena responder a esas objeciones con prontitud para construir el ecumenismo desde la paz del alma. Para ello, nada mejor que releer las investigaciones recientes del teólogo Tanzella-Nitti, de la Universidad Pontifica Romana de la Santa Cruz, que ha clarificado recientemente la cuestión: "hablando el mismo Dios en su Verbo encarnado, revela en primera persona y en su única Palabra, el sentido de muchas palabras",

Y un poco después añadirá, al hablar de la pasión y muerte del Hijo de Dios: "toda la historia bíblica de la violencia que ha tenido por protagonista a Dios se convierte en una gran metáfora de su justicia y de su amor".

José Carlos Martín de la Hoz

G. Tanzella-Nitti, Una imagine credibile di Dio. La rilettura della violenza nella Biblia alla luce dell' evento di Gesú de Nazaret, en Annales theologici, 1/2014.