El beato Juan de Palafox

 

Es muy interesante que la humanista Cayetana Álvarez de Toledo haya tomado la figura del beato Juan de Palafox (Fitero 1600-Soria 1659) como tema para elaborar su Tesis Doctoral en historia, especialidad de Historia Moderna bajo la dirección del famoso hispanista John Elliot de la Universidad de Oxford.

Precisamente, por ser Cayetana una persona de profundas convicciones políticas y morales; española por decisión y convicción, es coherente que haya decidido centrarse en el siglo de oro de la política, cultura y las letras españolas, en España y América para abordar algunos interesantes problemas que se entrecruzan y resuelven en ese período.

Como es bien sabido, muchas de las propuestas intelectuales que adoptaron y se pusieron en juego, tanto desde el punto de vista teológico, jurídico, antropológico y económico, en aquel momento influyeron en la época y en los lugares donde vivió y trabajó el obispo y virrey, Juan de Palafox, recientemente beatificado, tras un largo y complejo proceso por el santo Padre Benedicto XVI en el 2011.

La diferencia de esta biografía que ahora deseamos reseñar, respecto a trabajos anteriores como los de Sor Cristina de la Cruz Arteaga, Una mitra entre dos mundos (Sevilla, 1985), Ricardo Fernández Gracia, Don Juan de Palafox Teoría y promoción de las Artes (Pamplona 2000) o la de Gregorio Bartolomé Martínez, Don Juan de Palafox y Mendoza, Obispo de la Puebla de los Ángeles y de Osma (Soria 2001), radica esencialmente en la buena dirección por parte de Elliot; quien, como buen conocedor del período, apuntó en la línea adecuada la impecable tarea investigadora y documentalista de la doctora Álvarez de Toledo. Destacaremos dos aportaciones.

La primera de las aportaciones de la doctora Álvarez de Toledo es el fino análisis realizado, tanto del gobierno de Palafox como Virrey de la Nueva España, como del trabajo de Visitador de aquellos territorios, pues explica cómo tras el aparente fracaso de ser relevado en 1647 de sus encargos por el Consejo de Indias, decisión tomada junto con el traslado del virrey Salvatierra al Perú; son un reconocimiento al valioso trabajo de Palafox, junto con una decisión política de salvaguardar el orden público y asegurar la llegada del metal americano. Finalmente, se le aparta, pero se anota la satisfacción de la Corona por la defensa de la autoridad que había llevado a cabo: no sólo Dios se lo tuvo en cuenta, también el rey, aunque no fuera decisión plenamente satisfactoria (324).

La segunda aportación, es la explicación jurídica-canónica sobre el nuevo marco relacional que establece el Concilio de Trento entre el obispo diocesano y las órdenes y congregaciones religiosas que trabajaban en terrenos de misión. El enfrentamiento con los jesuitas terminó con la decisión del Consejo de Indias de que Palafox tenía la razón canónica y pastoral y que debía aplicarse los decretos tridentinos, pero por el escándalo producido y el desgaste humano debía regresar a la Península como obispo de Burgo de Osma (381). Decisión salomónica pero clara, pues de no haber actuado Palafox de ese modo se habrían retardado la implantación de las iglesias diocesanas.

José Carlos Martín de la Hoz

Cayetana Álvarez de Toledo, Juan de Palafox, Obispo y virrey, ediciones Marcial Pons, Madrid 2011, 435 pp.