La misericordia y la evangelización



El Santo Padre Francisco escribe
su primera Exhortación apostólica dirigida, como es tradicional, a los obispos,
presbíteros, diáconos, personas consagradas y a todos los fieles laicos, sobre
el anuncio del Evangelio en el mundo actual. Lo hace transido de la
misericordia de Dios por los hombres.


La lectura de estas páginas transmite una sensación de gran
alegría y de optimismo. Por otra parte, las ideas que expone en este documento
nos resultan ya familiares pues transcriben de modo ordenado y sistemático lo
que ha venido siendo su predicación desde el comienzo de su Pontificado en el
mes de marzo pasado.


El fondo del mensaje de esta Exhortación Apostólica, Evangelium Gaudium, es la llamada del
Santo Padre a convertir, una vez más, a la Iglesia en Iglesia misionera, es
decir, invitar a todos los fieles cristianos
a convertirse en transmisores de la misericordia de Dios sobre sus hijos los
hombres. Dar a los hombres lo que necesitan: un encuentro personal con Jesucristo,
pues sólo Él puede dar paz y alegría a los corazones.


Es importante resaltar que la llamada del Santo Padre se
refiere a todos los cristianos, de cualquier clase y condición, pues Iglesia
somos todos y, entre todos, hemos de iluminar desde dentro este mundo y esta
generación: cada uno en el ambiente donde Dios le ha puesto.


Asimismo, es importante subrayar cómo el Papa Francisco
cuenta especialmente con la presencia
activa de la creatividad femenina que nunca ha faltado en la Iglesia desde los
primeros siglos, pero que hoy con su mayor protagonismo en la sociedad, ha de
incrementarse todavía más. .


Son muchas las páginas dedicadas a la santidad personal de
cada cristiano y a ser interpelados de modo personal por la Palabra de Dios
para corresponder al Amor de Dios. Sólo así el evangelizador puede transmitir
con todo su atractivo el mensaje cristiano. Pues la predicación evangélica debe
entregar, ante todo, la belleza y la felicidad de Cristo. Es necesario, por
tanto, renovar el lenguaje, adecuarse a los parámetros culturales, a las
necesidades de los hombres, sin perder la Regla de la fe. Constituirse,
como dice el Papa con gran fuerza, en "cántaros en el desierto".


En ese sentido, no faltan referencias abundantes a la
religiosidad popular, su profundización, aumento, extensión e intensidad.


Asimismo, el Santo Padre no esconde las dificultades y
problemas que esa evangelización conlleva, más aún en un mundo aparentemente
globalizado, pero que en realidad sigue siendo profundamente desigual, como está
mostrando la profunda crisis económica que estamos viviendo.


Finalmente, no podemos olvidar la necesidad de recuperar la
confianza en la Iglesia a través de la coherencia de los cristianos, sólo así
podrán deshacerse las leyendas negras y profundos engaños. Pero con gran
optimismo, pues es el agua convertida en vino: "aquello que asumido, no
solo es redimido, sino que se vuelve instrumento del Espíritu para iluminar y
renovar el mundo" (132). Terminaremos con esta breve pero intensa
referencia a la homilía: "La Iglesia es madre y predica al pueblo como una
madre que le habla a su hijo, sabiendo que el hijo confía que todo lo que se le
enseñe será para bien porque se sabe amado" (139)


 


 


José Carlos Martín de la Hoz


 


Papa Francisco, Exhortación
Apostólica Evangelii Gaudium
, ed. Palabra, Madrid 2013, 221 pp.