Isabel Sánchez escribe mucho y publica poco, pero, cuando lo hace, el resultado suele ser interesante, pues se trata siempre del fruto de una persona dotada de una gran cultura, vida espiritual y sobre todo muy bien informada de todo lo que hacen y viven millones de mujeres y hombres del mundo entero que trabajan por iluminar el mundo desde dentro.
Efectivamente, Isabel Sánchez, Secretaria Central de la Asesoría Central de la Prelatura del Opus Dei en Roma, es una de las personas mejor informadas del mundo y, además, de las personas que ha viajado por el mundo entero para orientar el trabajo apostólico del Opus Dei en más de ochenta países. A eso se añade una gran capacidad de hacerse cargo de los problemas y dificultades de esas personas para sacar adelante su vida espiritual, trabajo, familia y sus iniciativas apostólicas en favor de personas de toda clase y condición.
El libro que ahora presentamos es fruto de una experiencia personal y de una experiencia mundial. El cáncer que aqueja tarde o temprano a muchos de los habitantes del planeta tierra ha puesto sobre la mesa la necesidad de aceptar que tenemos todos que convivir con la enfermedad y con la muerte y que debemos cuidarnos unos a otros constantemente. El cáncer padecido por la autora, según narra a lo largo del libro, sirve de introducción del trabajo y de hilo conductor, pues el tratamiento implica dejarse cuidar y ver cómo te cuidan.
El problema del cáncer en la vida personal y su repercusión en la familia, en la sociedad se irá ampliando a lo largo del libro al resto de los problemas habituales, materiales, espirituales, médicos o de descarte social, con historias concretas con nombres y apellidos. Eso sí, la autora va alumbrando cómo la caridad cristiana que Dios siembra en los corazones de sus hijos va logrando cuidar aquí y allá. No digo curar sino cuidar, pues a veces no hay cura sino muerte. Pero lo importante es la experiencia de cuidar, de ayudar a cualquier vida o experiencia humana.
El libro está lleno de experiencias de vida. Unas son bien conocidas pues han salido en la prensa, otras son desconocidas, pero son reales y cercanas, las vemos reflejadas en nuestras familias y ambientes. Todas esas historias son ocasión para cuidarnos unos a otros.
Dios ha querido que emprendamos nuestro camino de felicidad en este mundo buscando hacer felices a quienes nos rodean y, como ha explicado el papa Francisco en la Encíclica Fratelli Tutti, en esto consiste “la revolución del amor”, es decir, la revolución pendiente: la revolución del amor es la revolución del siglo XXI.
Isabel Sánchez demuestra que para poder cuidar mejor a los demás y dejarnos cuidar, es muy conveniente tener vida espiritual y una condición humana de apertura y entrega al prójimo y todos y cada uno de los hombres y mujeres con los que convivimos son nuestro prójimo. Nadie da lo que tiene. Precisamente Jesús en el evangelio nos explica cuál es el regalo de Dios al hombre cuando, en el bautismo, le entrega la fe, la esperanza y la caridad y el fruto de las bienaventuranzas: “Os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros” (Lc 6, 38).
Indudablemente, la lectura de este libro llena el corazón de optimismo y hace renacer la esperanza pues son tantas las historias positivas que recoge y son tantos los frutos de la caridad diaria en el mundo que podemos estar seguros que por encima de las guerras y atrocidades que suceden a diario y de vidas tan vacías y erráticas existen muchos millones de personas que tienen un buen corazón y están sirviendo a los demás.
José Carlos Martín de la Hoz
Isabel Sánchez, Cuidarnos. En busca del equilibrio entre la autonomía y la vulnerabilidad, Espasa Calpe, Madrid 2024, 268 pp.