Es interesante, llevar a cabo un paseo, un simple y tranquilo paseo veraniego por Ávila, ciudad amurallada; es decir un recorrido breve, por ejemplo, con una entrada en la catedral, en la iglesia de san Juan Bautista, un paseo por la plaza mayor y dejarse llevar o callejear tranquilamente, por una ciudad milenaria para tomar nota de algunas lecciones de la historia.

Una inolvidable lección histórica se encuentra precisamente, en la parada y lectura detallada y, desde luego, en la mirada pertinente y curiosa a la ventana de la muralla, donde está grabada en piedra la famosa inscripción: “cuando una puerta se cierra otra se abre”.

En efecto, es conveniente volver a la historia del noble abulense al que el Ayuntamiento había pedido que cerrase la puerta que se había abierto en la muralla de la ciudad medieval y, por tanto, que se sometiera a la disciplina general del pueblo, con evidente pérdida de libertad.

Claramente la respuesta de nuestro noble, abriendo otra vía de salida y escribiendo el motivo, era contraria al deseo general, a las sanas y antiguas costumbres y legitimas leyes del Concejo. Pero, también, es una auténtica lección de la historia, pues concede verdadera energía renovada, puesto que sin libertad ni se puede amar a Dios ni se puede amar a los demás.

Verdaderamente, la crisis post pandemia que estamos padeciendo marca nuestra época:  son tiempos para echarnos el país a las espaldas, para trabajar por el bien común, para salir entre todos de esta crisis profunda, pero en un clima de iniciativa y de responsabilidad personal, no de reparto de subvenciones y peonadas, ni de quemar cosechas, sino de trabajar duramente, constantemente, en libertad, pero porque Dios y la sociedad nos lo piden.

Asimismo, a pocos metros de la salida de Ávila en dirección hacia Toledo, en un pequeño altozano, como si fuera un faro para los barcos o una señal precisa para caminantes exhaustos y cansados, está otra lección de la historia; Nuestra Señora de Sonsoles, magníficamente reformada desde hace muy pocos años.

La antigua ermita de Sonsoles con sus famosos exvotos, cuadros, lapidas y recuerdos, señalan que estamos siempre en la mirada amorosa de la Virgen, pues ella fortalece nuestra paciencia y desarrolla indudablemente nuestra creatividad.

Así pues, la ciudad amurallada que asistió impávida al mensaje que san Juan Pablo II dirigió en 1982 a toda Europa y España desde Ávila, vuelve a recordarnos, como el Pontífice, que Dios nos necesita poniendo todos los medios humanos y sobrenaturales para salir pronto de la peor crisis económica de la historia.

José Carlos Martin de la Hoz