Amor y autoestima

El autor aborda un problema que puede afectar a quienes quieren caminar por caminos de vida interior: el voluntarismo. Concebir la espiritualidad como el cumplimiento de una serie de obligaciones de contenido religioso, contando tan solo con las propias fuerzas y deseos. El resultado -como consecuencia del orgullo- se parece tanto al amor de Dios como un huevo a una castaña.

Una de las consecuencias del voluntarismo puede ser la frustración, la pérdida de la autoestima y la paz interior, la tibieza, la renuncia al camino emprendido y, en ocasiones, la desesperación.

El autor proporciona una serie de consejos para no equivocarse en el camino del amor a Dios, sin escandalizarse por los propios defectos y limitaciones. Esparza -médico y sacerdote- ya había publicado en 2003 un volumen con la misma temática bajo el título de La autoestima del cristiano.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2018 Rialp-Col. Patmos
278
978-84-321-3722-8

7ª edición.

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El médico y sacerdote Michel Esparza aborda en esta obra una enfermedad que puede ser origen de desequilibrios de tipo mental, espiritual y social: el orgullo. Habitualmente identificamos éste con la arrogancia, pero el autor se detiene en otros fenómenos distintos como pueden ser el autorrechazo y la depresión. En la Introducción explica a quiénes va dirigido este libro:

"Pienso especialmente en hombres y mujeres que se desaniman fácilmente cuando constatan sus fallos. Suelen ser personas de buen corazón, con cierta tendencia al perfeccionismo, permanentemente insatisfechas o, al menos, nunca satisfechas del todo.

"Viven a disgusto consigo mismo porque no saben ser indulgentes con sus propios errores. Incluso, sus éxitos no logran compensar la negativa opinión que tienen de sí mismos.

"Convierten casi todo lo que hacen en una pesada obligación, de modo que les queda poco margen para disfrutar. Saben sufrir, pero siempre ponen condiciones de futuro para su felicidad. Por último, ese desasosiego interior dificulta su relación con los demás" (pág.12).

Más adelante añadirá que "entraña un pesimismo radical y puede alimentar una autocompasión nociva para la salud psíquica" (pág.27). "Quien está sometido a una gran tensión interior suele acabar preso de una patología nerviosa o de alguna enfermedad psicosomática" (pag.88).

El autor encuentra la causa de estos desarreglos en el voluntarismo, que "consiste en pensar que todo se consigue a fuerza de empeño". "El voluntarismo -señala- afecta de modo especial a quienes aspiran a un alto grado de perfección moral y cristiana". "El voluntarismo puede funcionar más o menos tiempo pero generalmente acaba mal (...). Amar sólo a base de voluntad es posible, pero acaba cansando, desmotivando, vaciando de sentido el amor mismo" (págs.25-27). Esparza aplica este mismo principio al amor conyugal.

Señala como "no sería justo atribuir sistemáticamente la culpa a la falta de empeño del interesado. Hay personas -continúa- con muy buena voluntad, incluso sacrificadas, que no irradian alegría porque, sin darse cuenta, han planteado su entrega desde una perspectiva voluntarista" (pág.105).

A continuación va desgranado sus consejos para superar esta especie de orgullo negativo. El autor define la humildad como "el arte de mirarnos y mirarnos como somos, sin paliativos, asumiendo [aceptando e incluso amando] nuestras cualidades y nuestras limitaciones" (pag.112). Cita a santa Teresa de Lisieux, la cual afirma que "Jesús no mira tanto la grandeza de las obras, ni siquiera su grado de dificultad, cuanto al amor con que se hacen" (pág.89).

Como remedios contra el orgullo el autor no aconseja otra cosa que hacer las cosas -las pequeñas cosas de cada día- por agradar a Dios  y no por acumular unos hipotéticos méritos. Recomienda el olvido de uno mismo, vivir la filiación divina, la vida de infancia y encomendarse al Amor misericordioso de Jesús: "El Amor misericordioso es una garantía de paz interior incompatible con el agobio ante nuestras faltas" (pág.229). Invita, por último, a "dejar en manos del Señor la propia valía y estima" (pag.267). [Los subrayados son míos].