Cuentos de Malá Strana

Neruda presenta a una serie de personajes de la vieja Praga con un estilo que va del humor amable a la ironía más acerba. Un retrato épico del famoso y encantador barrio praguense que se convierte en el centro del mundo, la saga picaresca y familiar de una realidad burguesa que se ve elevada a la universalidad de lo cotidiano. Son historias indiscretas y errabundas, de una alegría melancólica y de amor hacia las pequeñas cosas de la existencia diaria, que protagonizan una galería de personajes inolvidables. Unos personajes que nos resultan a la vez cercanos y extraños y que encarnan, en sus extravagancias y sus modestas aventuras, la ironía, la ternura, el apasionamiento y el rudo fluir de la vida.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2006 Pre-Textos
354
978-84-8191-726-0

Introducción de Claudio Magris. Traducción del checo por Clara Janés y Jana Stanchel.

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Imagen de Artemi

Unos minutos de silencio en el alma que explota en un júbilo estético al cabo del tiempo. Jan Neruda es el único escritor, junto con Chejov, que ha conseguido producirme, tras su lectura, esa sensación. La temática es muy distinta; Los "Cuentos de Malá Strana" se ambientan en el barrio de Praga que da nombre al título. Son cuentos urbanos, o más concretamente, cuentos de barrio, pero es un barrio que es el mundo, que es el alma. Conocí a este autor hace un par de años: un amigo los estudiaba y me pasó alguna traducción y análisis de cuentos de Neruda. Lo más sorprendente del libro es la variedad dentro de la unidad. Me explico. En el libro puedes encontrarte cuentos de un lirismo y una poesía extraordinarios ("La Misa de San Venceslao"), de una ternura incomparable (" El Señor Rysanek y el señor Schlegel"), de una ironía cruel e incluso nihilista ("Los tres lirios" o "La que llevó al mendigo a la miseria"), de un costumbrismo puro ("De cómo el señor Vorel requemó su pipa" o de un fino humor tan amable como el de tantos. El que más me gustó fue "Charla nocturna". Siempre el final sorprende, aturde, tanto, que necesita reposo en el alma, como Chejov. Grata y conmovedora lectura.

Imagen de cattus

Los relatos de Jan Neruda sobre el barrio pragués de Malá Strana me han parecido magníficos: buenas descripiones del lugar, de la época (siglo XIX), una gran variedad de personajes y de situaciones, un equilibrado tono de ironía y de cordialidad, risas y lágrimas, bromas y veras... Neruda ve los defectos y flaquezas de los habitantes del barrio, pero también su dignidad en medio de los avatares de unas vidas más bien vulgares, como las de la mayoría de los mortales. El lector se contagia de esa visión entrañabe y compasiva. Se comprende que estos relatos sean ya una obra clásica de la literatura checa.