Dios en el banquillo

Afirma el autor que la historia de Cristo es un mito verdadero, un mito que percibimos como todos los demás, pero cuya enorme diferencia es el hecho de haber ocurrido realmente. El objetivo de los ensayos contenidos en este libro es la defensa del cristianismo ortodoxo; sobre todo de los elementos milagrosos de la fe, sin los cuales -sostiene C.S. Lewis- desaparecería nuestra religión.

Con su inimitable forma de esclarecer la verdad y siguiendo el hilo de cada argumento hasta llegar a su conclusión lógica, Lewis explica el significado del cristianismo, tarea a la que él se entregó con generosidad, a través de charlas, conferencias y artículos, siempre inspirado en un pensamiento que solía repetir: Todo lo que no es eterno es eternamente anticuado.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2006 Rialp
128

4ª impresión.

2017 Rialp
152
978-84-321-480
2021 Ediciones Rialp, S.A.
149
978-84-321-4807-1

Septima edición.

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Trece escritos de C.S.Lewis (1898-1963) apologéticos de la fe cristiana. Lo hace desde el anglicanismo, que nunca abandonó. La mayor parte de estos escritos corresponden al periodo 1942-1948. El título está tomado del penúltimo de los ensayos, en el que el autor trata de responder a la pregunta sobre las dificultades para trasmitir la fe a los no creyentes (pág.133).

Relata Walter Hooper en el Prefacio, cómo Lewis se convirtió el 19 de septiembre de 1931. Entonces era profesor de filosofía en el Magdalen College de Oxford y había pasado la noche hablando con J.R.R.Tolkien y Hugo Dyson: "Antes de amanecer -escribe Hooper- se había convertido" (pág.20). Lewis veía una dificultad en el paralelismo entre Jesús, muerto y resucitado, y otros mitos de la antiguedad -Apolo, Baco, Balder-, en los que un dios agonizaba para resucitar después. Sus interlocutores admiten que la historia de Jesús es un mito, pero un mito que se ha hecho realidad.

Diez años más tarde era Lewis el que trataba sobre la fe cristiana. El autor se centra en la realidad de los milagros de Jesús y su consecuencia sobrenatural. Dice el Señor en el evangelio de san Juan: "Si no hubiere hecho entre ellos obras que ningún otro hizo, no tendrían pecado" (Io.15,24). Lewis recuerda a Loisy (1857-1940), teólogo modernista francés que había negado la realidad de un Dios personal y la divinidad de Jesucristo. Ya Chesterton (1874-1936) anteriormente había criticado el cristianismo liberal, que destruía la fe conservando su apariencia: "Un sistema de pensamiento -dice Lewis- que conserva el vocabulario del cristianismo y se aprovecha de las emociones heredadas de él, mientras abandona por completo sus doctrinas esenciales" (pág.61).

Los argumentos de Lewis son múltiples y desbordan inteligencia. El autor comienza atribuyendo la increencia al materialismo: El materialista -escribe- "cree que los hombres son el resultado del trabajo ciego de la materia, que empezaron siendo simples animales y han mejorado más o menos ininterrumpidamente, que vivirán unos setenta años, que su felicidad se puede alcanzar por completo con buenos servicios sociales y buenas organizaciones políticas, y que todo lo demás (control de natalidad, sistema judicial, educación) se deberá considerar bueno o malo según que ayude o impida alcanzar ese tipo de felicidad" (pág.97). Este pensamiento sigue vigente hoy en día. Lewis hace una crítica radical al materialismo al negar que la materia, por algún poder ciego inherente a ella, haya producido el espíritu (pág.57).

Al tratar sobre los milagros, el autor había advertido que "no consideraremos milagrosa ninguna experiencia (...) si de antemano mantenemos una filosofía que excluye lo sobrenatural" (pág.25). En 1948, el autor advierte que, para impugnar el cristianismo, al argumento filosófico se había unido la consideración del cristianismo como algo de otra época, que no es moderno y ha sido superado por el avance de las ciencias. Lewis argumenta que la tabla de multiplicar no ha quedado obsoleta por los avances científicos, y que de la misma forma los fundamentos del cristianismo y de la moral no envejecen (págs.54-55). Las filosofías pasan -y cita a Lucrecio, a los Gnósticos, Averroes o Voltaire- pero el cristianismo permanece.

Aunque el autor se dirige a todos los públicos, considero que Dios en el banquillo es especialmente interesante para filósofos y estudiantes de filosofía.

Imagen de cdl

Un libro valiente, sutil y afilado, que expresa lo trascendente con claridad de mediodía. Las mejores cualidades del autor están aquí al servicio de temas tan interesantes como los milagros, la relación Ciencia-Fe, la Redención o el destino final del hombre