Dios es joven

El papa Francisco había convocado un Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes que debía celebrarse en octubre de 2018. Con ese motivo responde a las preguntas del periodista y psicólogo Thomas Leoncini sobre la juventud y sus necesidades. La expresión "Dios es joven" es del mismo Pontífice.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2018 Planeta-Testimonio
153
84-672-7274-1

Subtítulo: Una conversación con Thomas Leoncini.

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Al leer la entrevista de Leoncini con el papa Francisco recordamos que Bergoglio había sido profesor de secundaria en un colegio jesuita en Argentina, por lo que da la impresión de conocer muy bien a los jóvenes, su formación y necesidades. Afirma reiteradamente la utilidad del diálogo entre los jóvenes y los ancianos; nos sorprende su insistencia hasta que nos damos cuenta de que se está refiriendo al Sínodo de los Obispos, muchos de ellos de edad avanzada (págs.36 y 135).

El papa habla del desarraigo de los jóvenes; un desarraigo que es existencial, cultural, de pertenencia y valores. El joven no se siente identificado con la comunidad en la que vive y los objetivos que le son ofrecidos: económicos, de posición social o de consumo (pág.35); es por eso por lo que se agarra a idearios efímeros, fácilmente manipulables (pág.39). Necesitan una misión en la vida (pág.96); la pertenencia a una comunidad con un liderazgo sano que les conduzca hacia el bien y el altruismo (págs.41 y 144). Sentirse responsables, no meros espectadores de la sociedad en la que les ha tocado vivir.

Leoncini interroga al Pontífice sobre modas como las mascotas, a las que se da el afecto que debería darse a otras personas (pág.54); sobre la cirugía estética y el papa habla de una cultura narcisista y de no aceptarse como uno es; pregunta sobre el consumo y Francisco responde con la necesaria sobriedad; de las drogas y Francisco señala que es una huida de la realidad; de internet, la agresividad o el bulling en las escuelas; la ansiedad, depresión y el suicidio entre los jóvenes. Hoy -afirma el papa- el mundo quiere al joven resignado e igual a los demás (111) y estos aceptan un pensamiento único que les permita sobrevivir en su ambiente (pág.112).

Los jóvenes no admiten órdenes, pero tampoco se sienten libres: "Se es libre cuando se está en armonía con uno mismo" (pág.138). El papa habla de tres elementos: cabeza, corazón y manos (hacer), de armonizarlos con flexibilidad: "Exigimos a los estudiantes una excesiva formación, pero no damos la misma importancia a que hagan" (págs.139-140). Acompañarlos en sus sueños, proyectos y vocación (pág.140). "Ayudarlos a adquirir autoestima, que pueden alcanzar aquello que se proponen" (pág.141). El Pontífice cree en la utilidad del diálogo con los jóvenes, con aquellos que son diferentes o con los no creyentes; el Sínodo debe hablar tanto para creyentes como no creyentes (pág.146).

El papa habla del cuidado del medio ambiente en relación con otras virtudes como la fraternidad y la humildad; de la esperanza para los no creyentes que reside en hacer el bien: la bondad; lo que Francisco llama revolución de la ternura: pequeños gestos de amor y consideración hacia quien los necesita, especialmente los más desfavorecidos: "Nos pueden parecer mínimos, pero a los ojos de Dios y del necesitado son gigantescos" (pág.118). 

Francisco tiene fama de seguir caminos que no son los tradicionales en la Iglesia. Así cuando habla de los mitos en la Biblia (pág.126), o afirma de pasada que "Freud podría venir en nuestra ayuda" (pág.143), el lector siente escalofríos. No obstante son cosas de siempre con otras palabras; por ejemplo la referencia a los mitos no es algo distinto de cuando san Juan Pablo II hablaba de "los géneros literarios en la Biblia". Cuesta cambiar aunque sólo sean los términos y el papa así lo reconoce: "Nos defiende de la rigidez una actitud humilde, abierta a los demás, la actitud de quien sabe escuchar".

Al final la piedad lo pone todo en su sitio: "Hay que pedir y rezar por algo hasta el límite" (pág.29). "Pidámosle a Él la esperanza y hagámoslo con el rosario en la mano, como humildes servidores del Bien (...) Si se habla a la Virgen con el corazón siempre se es escuchado" (pág.106). No es posible sintetizar todas las enseñanzas contenidas en este libro. No es una maravilla en cuanto a la sistemática y las preguntas, pero las respuestas del Pontífice están llenas de sabiduría, por lo que resulta muy recomendable.