Historia de la Literatura Española, siglo XX

Historia de la literatura española del siglo XX hasta los años 70, muerte de Franco y restauración de la monarquía. Incluye las literaturas en lenguas catalana, gallega y euzkérica.

El texto se divide entre antes y despues de la Guerra Civil de 1936-1939, y se subdivide en apartados para la literatura científica, narrativa, poesía y teatro.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1980 Taurus
513
978-84-306-2995-5

Cuarto y último volumen de una Historia general de la literatura española.

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Resulta agradable repasar la historia de la literatura que estudiamos hace ya tantos años. El estudio de la literatura se integra en la formación humanística que recibe el alumno durante la enseñanza obligatoria y debe favorecer, entre otros extremos, una visión crítica de  la realidad social, algo importante hoy en día cuando la sociedad se muestra polarizada -lo cual supone simplificaciones en el juicio- y al mismo tiempo culturalmente masificada.

La Historia de la literatura española en el siglo XX nos habla de dos episodios que, en su momento, encontraron eco entre los intelectuales: La guerra de 1898 contra los Estados Unidos y pérdida de las colonias en América y Asia, y el advenimiento de la Segunda República y posterior Guerra civil entre 1936 y 1939. Otros dos episodios importantes tienen un menor reflejo en la literatura, son la guerra colonial de Marruecos y la restauración de la monarquía en 1975, pero ya hemos señalado como el volumen no alcanza a este último hecho histórico.

Con la guerra de Cuba y la derrota, España es consciente de que ha dejado de ser una potencia mundial; los intelectuales se preguntan por las causas de la decadencia y el destino del país. Tres caminos se abren ante sus ojos: Europa como fuente científica y cultural, cerrar los ojos e insistir en la aventura colonial en África o ensimismarse en la contemplación estética e histórica del país. La respuesta es crítica en Ángel Ganivet, Unamuno o Pío Baroja, o como en el caso de Azorín o Valle Inclán, los autores se refugian en un extraño esteticismo.

La Guerra civil da lugar a un fenómeno especial, que es la literatura española fuera de nuestras fonteras. Con carácter general, los intelectuales se habían adherido a la causa republicana y la derrota llevó a la mayoría al exilio; el mismo Ortega tardó tiempo en volver a España, fue depurado y apartado de la eseñanza, Gaos, discípulo de Ortega, se estableció en México; novelistas como Sender, poetas como Alberti, dramaturgos como Casona o historiadores como Sánchez Albornoz continúan sus trabajos fuera de nuestras fronteras. En España la cultura se va recuperando poco a poco dentro de los límites que marcan la censura, el respeto a la religión y al régimen gobernante, y a algunos les tocará vivir aquello que se ha denominado el exilio interior.

Durante el siglo XX, tanto España como el resto de Europa van a estar influidos por una importante revolución ideológica y política que alcanza su climax con la Revolución rusa de 1917.  A comienzos de siglo -y aun hoy- la sociedad española adopta una de estas dos actitudes: conservadora, que apoya la Monarquía y la religión, o bien liberal-progresista, tendente a un régimen republicano y al laicismo. La Constitución de 1868 había aunado ambas corrientes hasta que perdieron la confianza en el Rey; por su parte, el movimiento proletario y socialista nunca había alcanzado el poder hasta que Alfonso XIII dimite de sus responsabilidades de gobierno y se establece la II República.

Todos los vaivenes de la política española y los movimientos culturales procedentes de Europa encuentran reflejo en la literatura de nuestro país; hay que tener en cuenta, además, la presencia en el solar patrio de una diversidad de raices culturales y linguísticas reflejo de los reinos medievales en los que estuvo dividida la península; este hecho hace que la Historia de la literatura española incorpore las literaturas en lengua catalana, gallega y, en menor medida, en euzkera.

La obra es exhaustiva en lo que se refiere a novela, poesía y teatro, pero también contempla lo que denomina literatura científica, filósofos como Ortega, historiadores como Menéndez Pidal, Claudio Sánchez Albornoz -en el exilio- o Américo Castro, científicos como Rey Pastor, Torroja o Torres Quevedo, médicos humanistas como Marañon, López Ibor o Rof Carballo, linguístas como Asín Palacios o Lázaro Carreter, críticos, ensayistas y políticos (los menos). No tiene en cuenta el periodismo, que hoy sí se considera un producto cultural.

Para lectores interesados y como libro de consulta.