Jonathan y el metro

Un día la madre de Jonathan sale a hacer un recado, pero antes de marcharse, deja a su hijo el encargo de mantener todo limpio y ordenado. Jonathan no está preocupado en lo más mínimo, parece una misión sencilla. Entonces oye un ruido al otro lado del tabique, parece el sonido de un tren... De pronto, la pared del salón se abre. Un vagón del metro se detiene allí mismo, descargando a una multitud de personas, que irrumpe en el salón, ensuciando y desordenando todo a su paso.

¡Jonathan está desconcertado! Cuando consigue echar de su casa al último pasajero, mira a su alrededor y se da cuenta de que hay basura por todas partes, huellas de zapatos por las paredes y chicle pegado en la alfombra, ¡Alguien ha convertido su casa en una estación de metro!

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2021 Los cuatro azules
36
978-84-949048-6-8

Ilustraciones de Michael Martchenko

Traducción de Juan Ramón Azaola
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Imagen de amd

Álbum ilustrado sobre la vida cotidiana, pero con un toque surrealista. El protagonista es Jonathan, un niño obediente que a veces se queda solo en casa. Su madre ha salido de compras y le pide a su hijo que lo mantenga todo limpio y ordenado. Pero, de repente, una pared del salón se abre y aparece un tren del metro lleno de viajeros, mientras una voz anuncia: “¡Última parada! ¡Todo el mundo fuera!”. Gente grande, pequeña, gorda, delgada… atraviesa el piso sin miramientos dejando un rastro de papeles, desperdicios, latas, chicles: un auténtico desastre. Al volver la madre, no se puede creer lo que Jonathan le cuenta, pero entonces la pared se abre de nuevo y la gente en tropel sale y deja garabatos en las paredes, huellas en el suelo, dos hombres durmiendo en el sofá… ¿Qué está ocurriendo? Jonathan, decidido a descubrir el misterio, se dirige al ayuntamiento donde le esperan grandes sorpresas.

El autor de los textos es Robert Munsch  (Pittsburgh, Pennsylvania, U.S., 1945), que presenta una historia disparatada, llena de humor y pensada para primeros lectores. Como afirma el editor, “este sencillo relato viene a añadirse a una larga lista de obras dirigidas a un público infantil en las que el autor no tiene otra pretensión que la de hacer disfrutar de la lectura a los más pequeños. En esta historia somos testigos de cómo una escena cotidiana, que tiene como protagonista a un niño que se queda solo en casa, se convierte de pronto en una peripecia extraordinaria”. Mediante  situaciones absurdas y sin sentido, el autor da también una lección sobre el comportamiento de las personas en los espacios públicos, la falta de cuidado y de civismo, el desorden y el atropello de la propiedad ajena, dejando un rastro de basura y suciedad.

Además, el álbum se completa con las ilustraciones de Michael Martchenko, divertidas y llenas de color. En la mayoría de sus libros, Munsch forma tándem artístico con este ilustrador como ocurre en Jonathan y el metro: “Las ilustraciones están realizadas a lápiz y acuarela, con un estilo a caballo entre la caricatura y el cómic que consigue transmitir el tono humorístico del relato. La profusión de detalles, la expresividad de los personajes y la utilización de colores vivos contribuyen a subrayar el carácter cómico de la narración. El formato cuadrado del libro es muy característico del ilustrador, que maneja con facilidad encuadres de gran dinamismo y perspectivas que lo acercan al lenguaje cinematográfico”. Así pues, se trata de una obra interesante para primeros lectores tanto por el formato como por los temas tratados.