Opiniones de un payaso

Hans Schnier pertenece a una acaudalada familia alemana y ha salido herido al mismo tiempo de la infancia y de la guerra mundial. Su hermana Henriette ha muerto y la relación con sus padres, especialmente con su madre, es de mutua incomprensión. A los veintiún años Hans decide salir adelante actuando como payaso y se une a Marie, hija de un tendero. Viven pobremente, a salto de mata, pero se quieren. Marie es católica y él le acompaña en sus actividades, aunque se muestre crítico con el ambiente católico. Llevan ya cinco años juntos cuando una grieta se abre entre los dos. Hans está dispuesto a contraer matrimonio católico pero se resiste a aceptar que sus hijos sean educados en esa religión. La relación se rompe y Marie le abandona para contraer matrimonio con un amigo de juventud. Hans se siente traicionado, sin dinero, sin familia y sin Marie, a la que consideraba su esposa.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1987 Seix Barral
224

Edición original alemana de 1963.

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"Opiniones de un payaso" tiene una gran fuerza dramática: la soledad del payaso, el abandono del que es objeto o el contraste entre el estatus familiar y la pobreza en la que vive. Heinrich Böll vuelca en el payaso sus propias frustraciones: ser alemán, un pueblo derrotado que actúa como si no hubiese ocurrido nada; buscar la fraternidad y la justicia social, en un medio eminentemente capitalista, y ser católico, en medio de la tormenta que ha sacudido a la iglesia alemana durante la mayor parte del siglo XX. El autor se muestra obsesionado por todo lo católico como sólo puede estarlo quien pertenece a esta Iglesia, pero lo juzga todo desde fuera como lo haría un agnóstico. Böll dibuja monseñores amanerados, párrocos intransigentes, sacerdotes que abandonan su ministerio y laicos obsesionados con la política. Nada que no hayamos visto después hasta el hartazgo. Denuncia especialmente la inconsistencia del pensamiento católico llamado progresista: "Gran parte de su educación católica consistía en información psicológica y un racionalismo orlado de misticismo". Si el libro pudo resultar escandaloso en su momento, por su carácter crítico, hoy hay que reconocer la justeza con la que describe el dolor del que ha sido abandonado por su pareja "de hecho", el rechazo a los católicos "sociológicos", perfectamente adaptados a una sociedad sin valores, y el fracaso que acecha a quien quiere actuar prescindiendo de convencionalismos, o, dicho de forma castiza, ponerse el mundo por montera.