Cuando hablamos de éxito personal, sin duda tenemos una imagen en nuestra mente. Asociamos la imagen de éxito con un trabajo satisfactorio, un nivel de ingresos alto, la posesión de una buena casa, un buen vehículo y otros lujos. Sin embargo, a nadie sorprenden ya las historias de personas que han elegido una profesión, han hecho una buena carrera en ella, han comprado lo que deseaban comprar y mantienen una nutrida cuenta bancaria, pero en el fondo se sienten profundamente insatisfechas.